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15 de agosto de 2025 a las 09:35
Alimenta al mundo: Únete a la cosecha
La agricultura mexicana se encuentra en una encrucijada. Ya no basta con producir toneladas de alimentos; el mundo exige una producción responsable con el medio ambiente. El reto es inmenso, pero también lo es la oportunidad. La reciente celebración del 4º Congreso Interamericano de Agua, Suelo y Agrobiodiversidad en la Sader, con la participación de expertos internacionales, demuestra la urgencia y la importancia de transitar hacia una agricultura sustentable. No se trata de una moda pasajera, sino de una necesidad imperante para garantizar la seguridad alimentaria, preservar nuestros recursos naturales y mantener la competitividad en el mercado global.
El cambio climático, con sus sequías prolongadas y lluvias erráticas, nos obliga a replantear nuestros métodos de producción. A esto se suman las plagas, cada vez más agresivas, y las crecientes exigencias de mercados internacionales como Estados Unidos y la Unión Europea, que demandan alimentos producidos con responsabilidad ambiental, desde la siembra hasta el empaque. No podemos darnos el lujo de ignorar estas demandas. Adaptarnos no es una opción, es una obligación.
La visión de Julio Berdegué, al frente de la Sader, al reconocer la necesidad de restablecer el equilibrio entre los sistemas agroalimentarios y los ecosistemas, es alentadora. De igual manera, las palabras de Miguel García Winder, del INIFAP, al destacar la importancia de la innovación para el bienestar de los pequeños productores, nos dan un rayo de esperanza. Necesitamos más que discursos; necesitamos acciones concretas.
El programa del Gobierno Federal para que los alimentos de exportación cumplan con normas laborales y ambientales, comenzando con el aguacate, es un paso en la dirección correcta. Imaginemos un futuro donde todos nuestros productos agrícolas lleven el sello de la sustentabilidad, abriendo las puertas a mercados premium que valoran la calidad y el respeto al medio ambiente. No se trata solo de cumplir requisitos; se trata de construir una nueva narrativa para la agricultura mexicana, una narrativa de responsabilidad y de futuro.
Si bien se lograron avances en el sexenio pasado en temas como rotación de cultivos y protección de ecosistemas, es crucial profundizar y ampliar estas iniciativas durante el gobierno de Claudia Sheinbaum. La competencia internacional es feroz y no podemos quedarnos atrás. Debemos apostar por la innovación, la tecnología y la capacitación de nuestros productores, especialmente los de pequeña escala, quienes son la columna vertebral del campo mexicano.
La transición hacia una agricultura sustentable requiere un esfuerzo conjunto. Gobiernos estatales y federal deben trabajar de la mano, creando herramientas de apoyo, financiamiento y capacitación para que más productores se sumen a esta transformación. No basta con la buena voluntad; necesitamos políticas públicas que impulsen la adopción de prácticas sustentables, que premien a quienes las implementan y que castiguen a quienes se resisten al cambio.
La producción sustentable no es un lujo, es una inversión. Una inversión en nuestro futuro, en la salud de nuestros ecosistemas y en la prosperidad de nuestro campo. Es la llave para acceder a los mercados del mañana, para garantizar la seguridad alimentaria de las futuras generaciones y para construir un México más resiliente frente a los desafíos del siglo XXI. El tiempo apremia y la oportunidad está frente a nosotros. ¿La aprovecharemos?
Fuente: El Heraldo de México