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14 de agosto de 2025 a las 06:15

Fortuna incautada a Maduro: ¿De dónde salió?

La sombra del narcotráfico se extiende sobre el Caribe y alcanza las doradas costas de Florida. Más de 700 millones de dólares, una cifra que aturde, una fortuna amasada en la oscuridad y ahora, según el Departamento de Justicia de Estados Unidos, recuperada de las garras del régimen de Nicolás Maduro. Dos aviones, símbolos de un poder que se desvanece, ahora en manos de la justicia. Una mansión en República Dominicana, refugio del lujo y la opulencia, convertida en un trofeo de la lucha contra la corrupción. Propiedades en Florida, un estado que conoce bien el brillo del dinero y la sombra del crimen, ahora bajo el escrutinio de las autoridades. Y no solo eso: una granja de caballos, donde el relincho se mezclaba con el silencio cómplice, nueve vehículos de lujo, el reflejo de una vida fastuosa, yates que surcaban las aguas turquesas, joyas que brillaban con la promesa de la impunidad, y fajos de dinero en efectivo, el combustible de una maquinaria corrupta. Todo confiscado, una montaña de evidencias que apunta directamente, según la fiscal Pamela Bondi, al “cabecilla de una sociedad criminal”, Nicolás Maduro.

Pero, ¿qué hay detrás de esta impresionante redada? ¿Es una simple operación de justicia o una pieza más en el complejo tablero geopolítico? La fiscal Bondi no ha escatimado en palabras, comparando el régimen de Maduro con una organización mafiosa, una acusación grave que resuena con fuerza en los pasillos del poder. El Cártel de los Soles, el Tren de Aragua, el Cartel de Sinaloa… nombres que evocan violencia, miedo y corrupción, ahora vinculados al presidente venezolano. Un entramado criminal que se extiende por el continente, tejiendo una red de narcotráfico a gran escala, según las autoridades estadounidenses. Mientras tanto, desde México, se levanta un muro de silencio y desconocimiento oficial.

El aumento de la recompensa por la captura de Maduro, de 15 a 50 millones de dólares, no es una simple casualidad. Es un mensaje claro, una señal de la creciente presión que ejerce Estados Unidos sobre el gobierno venezolano. Una presión que se materializa en la incautación de bienes, en las acusaciones de narcotráfico, en el aislamiento internacional. Pero la “red criminal”, como la denomina Bondi, sigue activa, un pulpo con tentáculos que se extienden por el mundo. La cooperación internacional es clave, aunque los detalles se mantienen en la sombra, protegidos por el secreto de las investigaciones. ¿Qué países están involucrados? ¿Qué información han aportado? Las preguntas flotan en el aire, esperando respuestas que quizás nunca lleguen.

Desde Caracas, la respuesta de Maduro no se ha hecho esperar. Un discurso televisado, la voz firme, el puño en alto, la retórica de la resistencia. Una “operación de propaganda política”, una “grave amenaza militar disfrazada de lucha contra el narcotráfico”, una “agresión imperialista”. Las palabras de Maduro buscan deslegitimar las acusaciones, presentándose como víctima de una conspiración internacional. Un llamado a la unidad, a la defensa de la soberanía, a la resistencia frente al enemigo externo.

Yván Gil, canciller venezolano, se suma al coro de la indignación. Un comunicado oficial, la denuncia de la injerencia extranjera, la acusación de hipocresía. Estados Unidos, según Gil, utiliza la lucha contra el narcotráfico como pretexto para intervenir en los asuntos internos de América Latina, mientras ignora sus propios problemas. Una defensa a ultranza del gobierno de Maduro, una negación rotunda de las acusaciones.

El escenario está listo. Las piezas se mueven en el tablero. La tensión crece. La batalla por la verdad, por el poder, por el futuro de Venezuela, continúa. ¿Qué nuevas revelaciones traerá la investigación? ¿Qué consecuencias tendrán las acusaciones contra Maduro? ¿Cuál será el próximo movimiento en este juego de ajedrez geopolítico? El tiempo, como siempre, tendrá la última palabra.

Fuente: El Heraldo de México