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14 de agosto de 2025 a las 03:45
Desalojo a abuelita: ¡Urge tu apoyo!
La angustia se palpa en el aire de la colonia Moctezuma, en Tampico. La historia de María Soledad Vázquez Maldonado, de 67 años, ha conmovido a sus vecinos, quienes la ven como un ejemplo de resiliencia y ahora, como una víctima de una injusticia desgarradora. Doña Soledad, aquejada por una artritis reumatoide degenerativa que le roba la movilidad y la posibilidad de trabajar, ha sido desalojada de su hogar, el lugar donde ha vivido durante 53 años, por su propia hija, Nidia Guadalupe Espino Vázquez, y su yerno, Bardo Samuel Morales Álvarez.
El silencio de la calle Central número 302, antes roto por las risas y los recuerdos de una vida, ahora es testigo del dolor y la desesperación. La vivienda, que debería ser un refugio para doña Soledad, se ha convertido en el escenario de una pesadilla. Imaginen la escena: una mujer mayor, con su salud deteriorada, obligada a dormir a la intemperie, frente a la puerta que una vez fue suya, mientras en el interior, su propia hija ha cambiado las cerraduras y, según los testimonios, incluso ha instalado cámaras de vigilancia. Una imagen que nos golpea en el alma y nos obliga a preguntarnos: ¿cómo es posible que una hija pueda llegar a tales extremos con su propia madre?
Los vecinos, indignados y solidarios, han tendido una mano a doña Soledad, proporcionándole un mínimo de apoyo y cobijo mientras se busca una solución a esta situación. Han alzado la voz, exigiendo la intervención de las autoridades municipales, del Sistema DIF Tampico, de cualquier instancia que pueda devolverle la dignidad a esta abuelita. Su clamor resuena en las calles de la colonia, un llamado a la justicia y a la compasión.
La situación se complica aún más con el trasfondo legal. Al parecer, la propiedad quedó intestada tras el fallecimiento del esposo de doña Soledad, un vacío legal que su hija y yerno estarían aprovechando para reclamar la vivienda. Sin embargo, más allá de los tecnicismos legales, lo que resalta es la falta de humanidad, la crueldad de desalojar a una madre enferma y vulnerable. El abogado Norberto Morales Álvarez, hermano del yerno, figura en esta historia, lo que plantea interrogantes sobre el papel que ha jugado en este conflicto. ¿Ha buscado una mediación justa? ¿Ha priorizado el bienestar de doña Soledad o se ha limitado a aplicar fríamente la letra de la ley?
La denuncia interpuesta ante la Unidad Especializada en la Investigación de Delitos contra Mujeres por Razones de Género Zona Sur, bajo la carpeta NUC FGJT/FENNAM/ZS/UEMG/00418/2025, por presuntos delitos de violencia familiar, es un primer paso, una luz de esperanza en medio de la oscuridad. Pero es fundamental que las autoridades actúen con celeridad, que investiguen a fondo las circunstancias de este desalojo y que garanticen la protección de doña Soledad. No podemos permitir que la vulnerabilidad y la edad se conviertan en sinónimos de desamparo.
La historia de doña Soledad nos interpela como sociedad. Nos obliga a reflexionar sobre el respeto a nuestros mayores, sobre la importancia de los lazos familiares y sobre la necesidad de construir una comunidad más justa y solidaria, donde la dignidad de las personas, especialmente de las más vulnerables, esté siempre por encima de cualquier interés económico o legal. El llamado a la acción es urgente. ¿Qué podemos hacer como ciudadanos para que casos como el de doña Soledad no se repitan? ¿Cómo podemos fortalecer las redes de apoyo para nuestros adultos mayores? Son preguntas que debemos respondernos con prontitud y con el corazón en la mano.
Fuente: El Heraldo de México