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14 de agosto de 2025 a las 17:15

Clínica "Toque Divino": ¿Justicia para Jaqueline?

La tragedia de Jaqueline ha conmocionado a la sociedad, poniendo en el foco la creciente demanda de cirugías estéticas y la importancia de la regulación en este sector. Vender un auto, un sueño materializado en metal y movimiento, para perseguir el anhelo de una imagen corporal idealizada, es un sacrificio que muchos están dispuestos a hacer. Pero, ¿a qué costo? El caso de Jaqueline nos obliga a preguntarnos si la promesa de belleza a través de bisturí no está eclipsando la prioridad fundamental: la salud y la vida.

La aparente facilidad con la que “Toque Divino” ofrecía sus servicios, incluyendo sistemas de financiamiento a través de tandas, plantea interrogantes sobre la accesibilidad a procedimientos médicos complejos. Si bien las tandas en sí mismas no son ilegales, su utilización para financiar cirugías estéticas abre un debate sobre la ética y la responsabilidad en la promoción de estos procedimientos. ¿Se está priorizando la rentabilidad por encima de la seguridad del paciente? ¿Se informa adecuadamente a los clientes sobre los riesgos inherentes a cualquier intervención quirúrgica, especialmente las estéticas?

La imagen de Jaqueline, radiante con sus compras, horas antes de la tragedia, contrasta dolorosamente con el desenlace fatal. Esa fotografía, ahora un testimonio silencioso de una vida truncada, nos recuerda la fragilidad de la existencia y la importancia de tomar decisiones informadas. La promesa de una transformación física rápida y accesible, amplificada por las redes sociales, puede opacar la realidad de los riesgos involucrados.

La Fiscalía General del Estado, con Javier Flores al frente, tiene la ardua tarea de esclarecer los hechos. El aseguramiento de la clínica y la búsqueda de evidencia son pasos cruciales para determinar las responsabilidades en la muerte de Jaqueline. El cateo previsto se convierte en una pieza clave para reconstruir la cronología de los acontecimientos y determinar si hubo negligencia médica. ¿Se siguieron los protocolos adecuados? ¿Contaba la clínica con el personal y el equipo necesario para atender complicaciones? Estas son preguntas que exigen respuestas.

Más allá de la investigación, el caso de Jaqueline debe servir como un llamado a la reflexión. Es necesario fortalecer la regulación y la supervisión de las clínicas que ofrecen procedimientos estéticos. La belleza no debe ser sinónimo de riesgo. Informarse, investigar y priorizar la salud por encima de las presiones estéticas son imperativos en una sociedad bombardeada por imágenes idealizadas. La memoria de Jaqueline debe impulsar un cambio que proteja a quienes, como ella, buscan mejorar su imagen sin poner en juego su vida. ¿Estamos dispuestos a aprender de esta tragedia? ¿O seguiremos permitiendo que la promesa de la belleza eclipse la importancia de la salud y la seguridad?

Fuente: El Heraldo de México