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14 de agosto de 2025 a las 09:30

Blindaje Fronterizo: Acuerdo Histórico

La reciente extradición de 26 personas a Estados Unidos, acusadas de vínculos con el narcotráfico, ha reavivado el debate sobre la cooperación bilateral en materia de seguridad. Más allá de la importancia del hecho en sí, este acontecimiento nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de la relación entre México y Estados Unidos en este delicado tema. Durante décadas, la cooperación se percibía, con razón, como una relación de subordinación, donde México parecía seguir los dictados de su vecino del norte. Hoy, la narrativa, afortunadamente, ha cambiado. Se habla de cooperación, de respeto a la soberanía, de una colaboración entre iguales. Pero, ¿es suficiente?

La sombra del T-MEC se cierne sobre la discusión. Algunas voces, principalmente del lado estadounidense, plantean la posibilidad de condicionar este importante acuerdo comercial a los avances en materia de seguridad. Un planteamiento que resulta no solo erróneo, sino también peligroso. Mezclar comercio con seguridad es como mezclar agua y aceite: genera una emulsión inestable que no beneficia a nadie. El comercio y la seguridad, si bien interrelacionados, deben tratarse en carriles separados. Supeditar uno al otro solo entorpece el diálogo y dificulta la búsqueda de soluciones reales.

Lo que realmente necesitamos es un nuevo acuerdo binacional en materia de seguridad. Un acuerdo que rompa con los esquemas del pasado y que se base en la corresponsabilidad. No se trata de que uno dicte y el otro obedezca, sino de que ambos países asuman su parte en la lucha contra el crimen organizado.

Estados Unidos, por su parte, debe comprometerse a frenar el flujo ilegal de armas hacia México. Es innegable que el arsenal de los grupos criminales mexicanos se nutre, en gran medida, del tráfico de armas procedente del norte. Mientras este río de hierro siga fluyendo, la violencia en nuestro país seguirá siendo una herida abierta. No basta con buenas intenciones; se necesitan acciones concretas y efectivas.

México, a su vez, debe redoblar sus esfuerzos para combatir el tráfico de drogas hacia Estados Unidos, especialmente del fentanilo, una sustancia que está causando estragos en la sociedad estadounidense. La lucha contra el narcotráfico no es una tarea sencilla, pero es una tarea que debemos asumir con determinación y con estrategias innovadoras.

Sin embargo, las medidas operativas no son suficientes. Es fundamental atacar las finanzas del crimen organizado. El dinero es el oxígeno que permite a estas organizaciones respirar y operar. Si no les cortamos el suministro financiero, se adaptarán, mutarán y seguirán sembrando el terror. En este sentido, la Ley de Lavado de Dinero, recientemente aprobada en México, representa un paso importante, pero aún queda mucho por hacer.

Un verdadero acuerdo binacional debe incluir la inteligencia financiera, el intercambio de información y mecanismos conjuntos para el aseguramiento de bienes y recursos. Solo así podremos pasar de operativos aislados a una estrategia integral y de largo plazo que nos permita construir un futuro más seguro y pacífico para ambos países. La seguridad no es un juego de suma cero; es un objetivo compartido que requiere la colaboración sincera y el compromiso inquebrantable de ambos lados de la frontera.

Fuente: El Heraldo de México