
14 de agosto de 2025 a las 17:50
Aire acondicionado: ¿Un riesgo para tu salud?
El verano, con su intenso calor, puede ser un periodo especialmente delicado para nuestras mascotas, y los gatos no son la excepción. Si bien ellos poseen mecanismos naturales para regular su temperatura corporal, como el jadeo y el acicalamiento, las altas temperaturas pueden suponer un riesgo para su salud. Por eso, es fundamental tomar precauciones para asegurar su bienestar durante los meses más calurosos del año.
Uno de los puntos clave es garantizar que nuestros felinos tengan acceso constante a agua fresca y limpia. Colocar varios bebederos en diferentes lugares de la casa, e incluso añadir cubitos de hielo al agua, puede incentivarlos a beber más. También podemos optar por fuentes de agua, que con su constante movimiento, resultan más atractivas para los gatos.
El ambiente en el que se desenvuelven también juega un papel crucial. Debemos procurar que la casa se mantenga fresca y ventilada, utilizando persianas o cortinas para bloquear la entrada directa del sol, especialmente durante las horas de mayor calor. Si es posible, encender el aire acondicionado a una temperatura moderada proporcionará un alivio significativo a nuestras mascotas. No obstante, es fundamental evitar las corrientes de aire frío directo, que podrían causarles problemas respiratorios. Crear espacios sombreados y frescos dentro del hogar, como por ejemplo, bajo las plantas o en habitaciones con suelo de baldosas, les ofrecerá un refugio del calor.
El cepillado regular es otra medida esencial para ayudar a los gatos a combatir el calor. Eliminar el exceso de pelo muerto facilita la circulación del aire sobre su piel y les ayuda a mantenerse frescos. Además, podemos humedecerles ligeramente las patas y el abdomen con un paño fresco, simulando el efecto refrescante de su propio acicalamiento.
Es importante estar atentos a las señales de que nuestro gato puede estar sufriendo un golpe de calor. Algunos síntomas incluyen jadeo excesivo, salivación abundante, vómitos, debilidad, temblores e incluso pérdida de consciencia. Ante cualquiera de estas señales, debemos actuar con rapidez, trasladando al animal a un lugar fresco, aplicándole compresas frías en las patas y el abdomen, y contactando inmediatamente con un veterinario.
Finalmente, recordar que los gatos son animales crepusculares, es decir, más activos al amanecer y al atardecer. Durante las horas de mayor calor, tienden a buscar lugares frescos y sombreados para descansar. Respetar su necesidad de reposo y evitar obligarlos a jugar o realizar actividades físicas intensas durante estas horas contribuirá a su bienestar. En resumen, con un poco de atención y cuidado, podemos ayudar a nuestros gatos a disfrutar de un verano fresco y seguro. Su salud y felicidad dependen de ello.
Fuente: El Heraldo de México