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14 de agosto de 2025 a las 06:05

Abraza el frío con pan y café

¡Llega el frío y con él, el antojo irresistible de un pancito calientito y una bebida reconfortante! No es casualidad, ni simple gula. Resulta que este comportamiento, tan arraigado en nuestra cultura, tiene raíces mucho más profundas de lo que imaginamos: ¡se trata de un instinto de supervivencia heredado de nuestros ancestros!

Imaginen a nuestros antepasados, enfrentando las inclemencias del tiempo, sin las comodidades que hoy disfrutamos. Ante la caída de la temperatura, el cuerpo, en su sabiduría innata, comenzaba a quemar las reservas de grasa para mantener el calor vital. Y, como respuesta natural a esta pérdida energética, surgía la necesidad imperiosa de reponer esas reservas. ¿Y qué mejor que los alimentos ricos en carbohidratos y grasas, como los panes y los dulces, para cumplir esa función?

La ciencia moderna, a través de investigaciones publicadas en prestigiosas revistas como Nature, confirma lo que nuestras abuelas sabían intuitivamente: el frío desencadena una serie de procesos metabólicos que nos impulsan a buscar alimentos energéticos. No se trata de un simple capricho, sino de una respuesta fisiológica para asegurar la supervivencia.

Pero la historia no termina ahí. El consumo de estas delicias, además de reponer las reservas energéticas, tiene un efecto aún más profundo en nuestro bienestar. Al ingerirlos, nuestro cerebro libera una cascada de sustancias maravillosas: serotonina y dopamina, los neurotransmisores responsables de la sensación de placer y bienestar. Esa sensación de confort y satisfacción que nos invade al saborear un café humeante acompañado de un pan dulce, no es solo una percepción subjetiva, ¡es química pura!

Y hablando de bebidas calientes, ¿quién puede resistirse a la tentación de un chocolate caliente o un café aromático en un día frío? Estas bebidas, tan populares en nuestra cultura, no solo nos reconfortan con su calor, sino que también aportan compuestos beneficiosos para nuestro organismo.

Sin embargo, como en todo, la clave está en el equilibrio. Estudios de la Universidad de Indiana, por ejemplo, destacan la importancia de consumir estas bebidas con moderación. El exceso, incluso de las cosas buenas, puede tener consecuencias negativas para la salud. En el caso del chocolate, optar por preparaciones con leche descremada y cacao puro puede ser una alternativa más saludable, permitiéndonos disfrutar de su delicioso sabor sin culpas.

Así que la próxima vez que sientan la necesidad irresistible de un pancito y una bebida caliente al llegar el frío, recuerden que no se trata solo de un antojo. Es una respuesta natural de nuestro cuerpo, una herencia de nuestros antepasados, una combinación perfecta de ciencia y placer. ¡Disfruten con moderación y permitan que este ritual ancestral les brinde el confort y la energía que necesitan para enfrentar los días fríos! Y no olviden explorar las diferentes opciones de panes y bebidas, experimentando con sabores y texturas para encontrar la combinación perfecta que les haga sentir bien por dentro y por fuera. Desde un clásico pan de muerto con chocolate caliente hasta un pan integral con té de hierbas, las posibilidades son infinitas. ¡Dejemos que el frío sea la excusa perfecta para disfrutar de estos pequeños placeres de la vida!

Fuente: El Heraldo de México