
13 de agosto de 2025 a las 08:15
Niño de 5 años rescatado tras secuestro en Michoacán
La angustia se apoderó del corazón de Senguio, Michoacán, en la mañana del 12 de agosto. Un día que comenzó como cualquier otro, se transformó en una pesadilla para una madre que vio cómo su hijo de tan solo cinco años era arrebatado de sus brazos en pleno centro del municipio. La imagen de la camioneta negra, alejándose a toda velocidad con su pequeño en su interior, se grabó a fuego en su memoria, desatando una ola de terror e incertidumbre.
La noticia corrió como la pólvora. El secuestro de un niño, un acto que vulnera la tranquilidad y la seguridad de toda una comunidad, movilizó a las autoridades locales, estatales y de municipios vecinos como Tlalpujahua y Maravatío. Se activó un protocolo de búsqueda sin precedentes: patrullas recorriendo cada calle, cada rincón del municipio, la descripción del vehículo y del menor transmitida por radio, sirenas rompiendo el silencio habitual de Senguio. La angustia de la madre se convirtió en la angustia de todo un pueblo. Vecinos, amigos, familiares, todos unidos por un mismo objetivo: el regreso sano y salvo del pequeño.
El operativo de búsqueda, una verdadera carrera contra el tiempo, se extendió por toda la región, adentrándose en la zona rural, donde la camioneta negra se había desvanecido. La colaboración ciudadana fue crucial. Cada pista, cada avistamiento, por insignificante que pareciera, era investigado a fondo. La esperanza, aunque a veces tenue, se mantenía viva.
Horas después, un rayo de luz en medio de la oscuridad. En la localidad de La Trampa, un vehículo rojo marca Honda, abandonado en un paraje solitario, llamó la atención de los cuerpos policiales. Adentro, un pequeño rostro familiar. El niño secuestrado estaba allí, solo, pero a salvo. El alivio fue inmenso. La noticia de su rescate se propagó con la misma rapidez que la del secuestro, pero esta vez, la alegría y el alivio reemplazaron a la angustia y el temor.
El niño fue rescatado sin necesidad de confrontación con los secuestradores, quienes, hasta el momento, siguen prófugos de la justicia. Se le practicó una valoración médica para asegurar su bienestar y posteriormente fue entregado a su madre, en un emotivo reencuentro que puso fin a horas de indescriptible sufrimiento.
Si bien el pequeño ha regresado a casa, las interrogantes permanecen. ¿Cuál fue el móvil del secuestro? ¿Quiénes son los responsables de este acto que conmocionó a Senguio? Las autoridades continúan las investigaciones, analizando cada pista, cada detalle, con la determinación de llevar a los culpables ante la justicia y brindar una respuesta a la comunidad que, por algunas horas, vivió en vilo. Este caso nos recuerda la importancia de la solidaridad y la colaboración ciudadana en momentos de crisis, y la vital labor de las fuerzas de seguridad para garantizar la paz y la tranquilidad de nuestras comunidades. La historia del niño de Senguio, aunque dolorosa, es también un testimonio de esperanza y de la fuerza de un pueblo unido.
Fuente: El Heraldo de México