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13 de agosto de 2025 a las 09:31

Latinoamérica decide: ¿Quién liderará?

Un torbellino electoral se avecina en Latinoamérica. Desde las alturas andinas hasta las costas caribeñas, la región se prepara para una cascada de elecciones presidenciales que prometen redefinir el panorama político. Ocho naciones, cada una con sus propios desafíos y particularidades, se aprestan a renovar el liderazgo del poder ejecutivo entre 2025 y 2026, un periodo crucial que marcará el rumbo de la región en los años venideros.

Este frenesí democrático inicia en Bolivia, donde el próximo 17 de agosto, en medio de una profunda fractura del partido gobernante y la sombra del expresidente Evo Morales, los bolivianos acudirán a las urnas buscando un nuevo horizonte. Casi tres meses después, el 15 de noviembre, Haití, sumido en una crisis multidimensional donde la violencia y la inestabilidad política imperan, intentará celebrar elecciones en un contexto precario y bajo la atenta mirada de la comunidad internacional. La gran pregunta es si las condiciones de seguridad permitirán un proceso electoral legítimo y transparente.

Casi simultáneamente, el 16 de noviembre, Chile elegirá al sucesor de Gabriel Boric, en un escenario donde el fantasma de una derecha resurgiente se cierne sobre el país. El fracaso del proceso constituyente y la polarización política hacen de estas elecciones un punto de inflexión para la nación. Tan solo dos semanas después, el 30 de noviembre, Honduras se sumará a la fiesta democrática con la presidenta Xiomara Castro impulsando la candidatura de Rixi Moncada, mientras la oposición se fragmenta entre Nasry Asfura y Salvador Nasralla, configurando un panorama electoral complejo y competitivo.

El 2026 arrancará con las elecciones en Costa Rica el primero de febrero. Con la imposibilidad de reelección del actual presidente Rodrigo Chávez, la incertidumbre reina mientras se espera la definición de los candidatos que disputarán la presidencia. Más al sur, Perú, aún convaleciente de la crisis política que culminó con la destitución de Pedro Castillo, se prepara para elecciones generales el 12 de abril, con el regreso del Congreso bicameral después de tres décadas. Un proceso cargado de simbolismo y la esperanza de una mayor estabilidad política.

Colombia, por su parte, celebrará elecciones el 31 de mayo, en un clima de tensión tras el reciente asesinato del senador y precandidato Miguel Uribe. La fragmentación de la oposición y la inhabilitación del actual presidente Gustavo Petro para la reelección, abren un abanico de posibilidades y hacen prever una contienda electoral reñida. Finalmente, el gigante sudamericano, Brasil, cerrará el ciclo electoral el 4 de octubre. La posible reedición del duelo entre Lula da Silva y Jair Bolsonaro, en un contexto de profunda polarización, mantiene en vilo al país y a la región entera, aunque la situación judicial de Bolsonaro podría alterar el tablero político.

En este escenario dinámico y cambiante, el caso de Nicaragua se presenta como una anomalía. La reciente reforma constitucional que extiende el mandato del presidente Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, posterga las elecciones hasta noviembre de 2027, generando controversia y preocupación en la comunidad internacional.

Este superciclo electoral en Latinoamérica se presenta como un periodo crucial para la región. Cada elección, con sus propias dinámicas y desafíos, tendrá un impacto significativo en el futuro de cada país y en el equilibrio geopolítico de la región. Observar con atención estos procesos y analizar sus resultados será fundamental para comprender el rumbo que tomará Latinoamérica en los próximos años.

Fuente: El Heraldo de México