
13 de agosto de 2025 a las 07:55
¿Fin de la democracia? La reforma electoral en llamas.
La reciente creación de la Comisión Presidencial para la Reforma Electoral ha desatado un intenso debate en México. Mientras el oficialismo argumenta la necesidad de optimizar recursos y fortalecer la participación ciudadana, voces críticas advierten sobre el riesgo de una reforma "a modo" que debilite a la oposición y concentre el poder. Este choque de perspectivas se evidenció en un reciente análisis en Heraldo Radio, donde expertos y legisladores expusieron sus argumentos.
El diputado Víctor Hugo Lobo, de Morena, defendió la iniciativa como una oportunidad histórica para modernizar el sistema electoral, haciendo hincapié en la necesidad de reducir los costos, que considera excesivos en comparación con otros países. Lobo cuestiona el actual esquema de financiamiento público a partidos, basado en el padrón nominal, y propone una revisión que promueva la austeridad y la transparencia. Además, aboga por una mayor apertura de los partidos a la ciudadanía, criticando lo que considera estructuras cerradas que limitan la participación.
Sin embargo, la visión de Lobo contrasta con la de expertos como Jorge Alberto Medellín Pino, abogado constitucionalista, quien si bien reconoce la importancia de las reformas postelectorales, expresa su preocupación por la posible intencionalidad política detrás de esta iniciativa. Medellín Pino argumenta que la reducción de prerrogativas a partidos e instituciones electorales, como el INE, perjudicaría principalmente a la oposición, debilitando su capacidad de competir. Además, critica la incongruencia entre los topes de campaña y la realidad económica, citando ejemplos de montos irrisorios que imposibilitan una contienda justa. La falta de credibilidad en los reportes de gastos de campaña también es un punto de alerta para el abogado, quien señala la disparidad entre los recursos declarados y los resultados obtenidos. Finalmente, Medellín Pino alerta sobre la posible modificación de la representación proporcional, una figura fundamental para la inclusión de las minorías en el Congreso.
Por su parte, José Encarnación Alfaro, presidente del Instituto Mexicano de Derecho Electoral, coincide en la necesidad de perfeccionar el sistema democrático, pero advierte sobre el riesgo de instrumentalizar la reforma para consolidar el poder. Alfaro propone revisar el financiamiento público a partidos, vinculándolo a la votación efectiva en lugar del padrón electoral, y plantea flexibilizar las aportaciones de militantes para diversificar las fuentes de ingresos. En cuanto a la representación proporcional, Alfaro rechaza su desaparición y sugiere vincular su asignación a porcentajes de votación, explorando listas abiertas que empoderen al electorado en la elección de sus representantes. Esta medida, según Alfaro, evitaría que las candidaturas plurinominales se conviertan en moneda de cambio de las dirigencias partidistas, promoviendo una mayor calidad legislativa.
La discusión sobre la reforma electoral apenas comienza. El debate se centra en el delicado equilibrio entre la optimización de recursos, la transparencia y la equidad en la competencia política. Mientras el oficialismo busca consolidar su proyecto de transformación, voces críticas se levantan para defender la pluralidad y la representatividad del sistema democrático mexicano. El futuro de la democracia en México dependerá de la capacidad de las distintas fuerzas políticas para dialogar y construir un consenso que garantice elecciones libres, justas y transparentes. La ciudadanía, como siempre, tendrá la última palabra.
Fuente: El Heraldo de México