
14 de agosto de 2025 a las 00:20
Alerta por lluvias intensas en CDMX
Las intensas lluvias pronosticadas para este jueves y domingo en la Ciudad de México nos obligan a reflexionar sobre la creciente realidad del cambio climático y su impacto directo en nuestra vida cotidiana. Ya no se trata de un escenario futuro, sino de una emergencia presente que exige acciones inmediatas y contundentes. La jefa de Gobierno, Clara Brugada, lo ha dejado claro: debemos estar preparados. La incertidumbre sobre la zona específica donde se descargarán las precipitaciones más fuertes aumenta la necesidad de una preparación generalizada, un ejercicio de responsabilidad colectiva que nos involucra a todos. No podemos simplemente esperar a que la tormenta nos alcance, debemos anticiparnos y minimizar los riesgos.
Las imágenes de las 122 viviendas afectadas en Iztacalco tras las lluvias del pasado domingo son un crudo recordatorio de la vulnerabilidad de ciertas zonas de la ciudad. La promesa de apoyo total a las familias damnificadas es alentadora, pero la verdadera solución radica en abordar las causas de fondo. No basta con paliar los efectos, es crucial invertir en infraestructura que mitigue el impacto de futuras lluvias. Las "muchas obras" que menciona la jefa de Gobierno son esenciales, pero también lo es la planificación a largo plazo que considere las proyecciones climáticas y el crecimiento urbano. La creación de un equipo permanente para la temporada de lluvias es un paso en la dirección correcta, una señal de que se está tomando en serio la amenaza constante que representan las precipitaciones extremas.
El testimonio de la alcaldesa de Iztacalco, Lourdes Paz, sobre las afectaciones estructurales derivadas de sismos previos, añade una capa de complejidad al problema. La combinación de factores geológicos y climáticos exige un análisis integral que permita identificar las zonas de mayor riesgo y diseñar soluciones específicas. La pendiente que menciona la alcaldesa actúa como un embudo, canalizando el agua hacia las viviendas y agravando las inundaciones. La imagen de agua alcanzando el metro y medio de altura en algunos departamentos es impactante y nos recuerda la magnitud del desafío que enfrentamos.
La rápida respuesta de las autoridades, con cuadrillas trabajando sin descanso desde el día siguiente a las inundaciones, es un signo positivo. La limpieza de viviendas, cisternas y áreas verdes, junto con el abastecimiento de agua potable a través de pipas, son medidas cruciales para atender la emergencia inmediata. Sin embargo, la magnitud del problema exige soluciones más allá de la contingencia. La instalación de nuevas cisternas de agua pluvial y potable, así como la mejora de los cárcamos de bombeo, son ejemplos de las inversiones necesarias para fortalecer la resiliencia de la ciudad frente a eventos climáticos extremos.
El análisis en curso para determinar las causas de los estragos en la zona afectada es fundamental. La identificación de un cárcamo de bombeo inadecuado y la propuesta de instalar uno nuevo en la parte más baja demuestran un enfoque técnico y la búsqueda de soluciones a largo plazo. La instalación de una bomba adicional en Ejército de Oriente, con capacidad para bombear seis mil litros por segundo, es una medida que busca mejorar la capacidad de desalojo de agua y prevenir futuras inundaciones.
La garantía de asistencia inmediata a las familias afectadas, incluyendo alimentos, limpieza y servicios médicos, es un acto de solidaridad fundamental. Sin embargo, la verdadera solidaridad radica en construir una ciudad preparada para el futuro, una ciudad donde las lluvias, por intensas que sean, no se conviertan en una tragedia. Este es el reto que tenemos por delante, un reto que exige la participación de todos.
Fuente: El Heraldo de México