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12 de agosto de 2025 a las 19:40

Sobrevive a la tormenta: Guía de protección contra rayos

La furia de la naturaleza se desató sobre la Ciudad de México la madrugada del 12 de agosto. Una tormenta eléctrica, con la fuerza de un titán mitológico, descargó su ira sobre la metrópoli, dejando a su paso un rastro de intensas lluvias, ráfagas de viento que azotaban sin piedad y una sinfonía de truenos que resonaban en los edificios. La ciudad, normalmente vibrante y llena de vida, se vio sumida en una atmósfera casi apocalíptica, con calles convertidas en ríos improvisados y el cielo iluminado por el cegador brillo de los rayos.

Esta repentina demostración de poderío natural nos recuerda la vulnerabilidad que, a pesar de nuestros avances tecnológicos, aún tenemos ante las fuerzas de la naturaleza. La tormenta, un recordatorio palpable de la imprevisibilidad del clima, dejó a su paso no solo calles inundadas y vuelos retrasados, sino también una valiosa lección: la importancia de la prevención y la preparación ante estos eventos.

Las autoridades de Protección Civil, siempre vigilantes, no tardaron en emitir alertas y recomendaciones a la población. Recordaron la vital importancia de buscar refugio ante la amenaza latente de los rayos, esos repentinos destellos de energía que pueden resultar fatales. Explicaron, con la claridad que exige la situación, el proceso de formación de estas tormentas: el choque entre el aire cálido y las capas frías de la atmósfera, el nacimiento de las imponentes nubes cumulonimbus, y la posterior descarga de agua y energía, una danza elemental tan fascinante como peligrosa.

Los reportes de las autoridades pintaron un cuadro vívido de la situación. Interrupciones en el suministro eléctrico sumieron a varias colonias en la oscuridad, mientras que el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México se vio obligado a suspender sus operaciones, con la visibilidad reducida y las pistas inundadas. La Cruz Roja, siempre lista para auxiliar, recordó que las tormentas eléctricas, aunque más frecuentes en ciertas épocas del año, pueden ocurrir en cualquier momento y con distintos niveles de intensidad, desde las más leves hasta las que vienen acompañadas de granizo y vientos huracanados que superan los 90 kilómetros por hora.

Es crucial recordar que, aunque los huracanes y tornados suelen acaparar los titulares, los rayos son responsables de un número significativo de muertes cada año. Por ello, la prevención es nuestra mejor aliada. Evitar cruzar calles inundadas, mantenerse alejado de zonas afectadas y reportar cualquier cable caído son medidas esenciales para proteger nuestra integridad.

La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), una voz autorizada en la materia, ha señalado la letalidad de los rayos, superando incluso a la de los huracanes en cuanto a número de víctimas en Estados Unidos. Si bien las estadísticas en México difieren, el riesgo sigue siendo considerable, reforzando la necesidad de buscar refugio al primer sonido de un trueno. Un edificio sólido o un vehículo con las ventanas cerradas son los refugios ideales. Hay que evitar, a toda costa, refugiarse bajo árboles altos o aislados, verdaderos imanes para las descargas eléctricas.

Dentro de casa, la prudencia también es clave. Evitar el uso de aparatos eléctricos y el contacto con tuberías de agua durante la tormenta es fundamental. Mientras que los celulares y laptops con batería son seguros, los teléfonos fijos representan un riesgo potencial.

En caso de que una persona sea alcanzada por un rayo, la rapidez de acción puede marcar la diferencia. Alertar a los servicios de emergencia y brindar primeros auxilios son pasos cruciales. Contrario a lo que se podría pensar, tocar a una víctima de un rayo no representa ningún peligro para el auxiliador. Las lesiones causadas por un rayo pueden variar, desde quemaduras hasta problemas cardíacos y neurológicos, de ahí la importancia de una atención médica inmediata.

La tormenta del 12 de agosto fue un llamado de atención, un recordatorio de la fuerza indomable de la naturaleza y la importancia de estar preparados. Informarse, seguir las recomendaciones de las autoridades y actuar con prudencia son las mejores herramientas para protegernos ante la furia de los cielos.

Fuente: El Heraldo de México