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12 de agosto de 2025 a las 05:05

Misterio sin resolver en Lagos de Moreno

La angustia continúa para las familias de Roberto, Uriel, Jaime, Dante y Diego. Dos años han transcurrido desde aquella fatídica noche del 11 de agosto de 2023 en Lagos de Moreno, Jalisco, y la incertidumbre sobre su destino sigue siendo una herida abierta. La identificación de los restos encontrados en la ladrillera, días después de su desaparición, se ha convertido en un proceso tortuoso y lento, marcado por la complejidad técnica y la dolorosa espera.

El fiscal Salvador González, en una reciente declaración, ha reconocido las dificultades que enfrentan las autoridades. Los restos, calcinados por el fuego, presentan un desafío mayúsculo para los expertos forenses. La degradación del material genético dificulta enormemente la obtención de perfiles de ADN completos y confiables, necesarios para una identificación positiva. Es una carrera contra el tiempo, una lucha contra la degradación de las pruebas, en la que la esperanza se aferra a la posibilidad de encontrar una respuesta, un fragmento de verdad que permita a las familias cerrar este doloroso capítulo.

Ante la complejidad del caso, la Fiscalía del Estado ha solicitado la colaboración de la Fiscalía General de la República (FGR), apelando a su acceso a tecnología más avanzada y equipos especializados. La esperanza reside en que la FGR, con sus recursos y experiencia en casos de alta complejidad, pueda desentrañar los secretos que guardan esos restos calcinados. La incertidumbre sobre si la FGR cuenta con la tecnología necesaria para este tipo de análisis añade otra capa de angustia a la ya difícil situación de las familias.

Mientras tanto, el recuerdo de aquella noche del 11 de agosto de 2023 sigue vivo en la memoria colectiva. La imagen de los cinco jóvenes, disfrutando de las fiestas de Lagos de Moreno en el Mirador de San Miguel, contrasta dramáticamente con la oscuridad que envolvió su destino posterior. Las versiones sobre una supuesta oferta laboral que los condujo a una finca, el video que mostró la brutalidad de su tortura, y el posterior hallazgo de los restos calcinados, conforman un relato fragmentado y desgarrador que exige justicia y respuestas.

La finca, convertida en un escenario de horror, se erige como un símbolo de la violencia que azota a la región. Los restos óseos calcinados, encontrados en ese lugar, se han convertido en el centro de la investigación, en la clave para desentrañar el misterio que rodea la desaparición de los cinco jóvenes.

A dos años de la tragedia, la espera continúa. Las familias, sumidas en el dolor y la incertidumbre, se aferran a la esperanza de que la ciencia y la justicia puedan finalmente arrojar luz sobre el destino de sus seres queridos. La identificación de los restos es una pieza fundamental en este rompecabezas, un paso crucial para que las familias puedan, al fin, encontrar un poco de paz y comenzar el largo proceso de duelo y sanación. La sociedad, conmovida por este caso, exige justicia y que se esclarezca la verdad, para que la memoria de Roberto, Uriel, Jaime, Dante y Diego no se desvanezca en el olvido.

Fuente: El Heraldo de México