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12 de agosto de 2025 a las 23:00

Justicia para la madre y sus hijos

La tragedia se cierne sobre la provincia de Misiones, Argentina, dejando una estela de dolor e incomprensión. Una familia destrozada, un festejo de cumpleaños que nunca llegó, y un silencio que grita la magnitud del horror. José Ricardo Ferreyra, de 47 años, se ha convertido en el protagonista de una pesadilla que ha arrebatado la vida a su propia hija de 13 años, Evelyn, y a su hijo Mariano, de 21, quien padecía una discapacidad motriz. La barbarie no se detuvo ahí, alcanzando también a su esposa Paola V, embarazada de su tercer hijo, y a su propio cuñado, quien se encontraba de visita.

El silencio que precedió a la tragedia fue la primera señal de alarma. Julia Ferreyra, hermana del agresor, relató la creciente preocupación que la invadió al perder contacto con su hermano y su cuñada. Una invitación a un cumpleaños, la promesa de un encuentro familiar, se convirtió en la última conversación que tendría con Paola. "Fue la última vez que la vi con vida", confesó Julia, con la voz quebrada por el dolor. La inquietud se transformó en angustia al no obtener respuesta a sus llamadas, una inusualidad en la comunicativa Paola. La visita a la casa familiar confirmó sus peores temores: un silencio sepulcral, premonitorio de la escena dantesca que encontraría en su interior.

La policía, alertada por Julia, descubrió un escenario de horror. José Ricardo Ferreyra, el autor de la masacre, se había quitado la vida colgándose de un tirante en el techo. En una habitación contigua, los cuerpos de Evelyn y Mariano, con profundas heridas en el cuello, testimonio mudo de la brutalidad del ataque. Paola, con similares heridas y signos de violencia en todo el cuerpo, yacía junto a su hermano, ambos luchando por sus vidas. La rápida intervención policial permitió el traslado de los heridos al hospital, donde su pronóstico permanece reservado, una lucha contra reloj por la supervivencia en medio de la devastación.

La sombra de la posesividad se extiende sobre los motivos de la tragedia. Según el testimonio de la hermana de Paola, José Ricardo ejercía un control asfixiante sobre su familia, aislándolos de sus seres queridos. Un intento de ruptura por parte de Paola, tres semanas antes del suceso, fue el detonante de una espiral de violencia que culminó en la tragedia. Las promesas de cambio, los intentos de reconciliación, se desvanecieron ante la oscura realidad de un hombre incapaz de gestionar sus propios demonios.

Este caso conmociona a la sociedad argentina, planteando interrogantes sobre la violencia doméstica, la salud mental y la necesidad de una mayor atención a las señales de alerta. La historia de esta familia truncada se convierte en un llamado a la reflexión, a la prevención y a la construcción de una sociedad donde la vida, en todas sus formas, sea respetada y protegida. El silencio que precede a la tragedia no debe ser ignorado, debe ser la señal que nos impulse a actuar, a tender la mano, a prevenir que la oscuridad se apodere de la luz.

Fuente: El Heraldo de México