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12 de agosto de 2025 a las 19:55

Justicia para Fernandito: Un crimen que México no olvida.

La tragedia de Fernandito, un niño de apenas cinco años, ha conmocionado a la sociedad mexiquense y ha puesto en el foco la crueldad de una familia de prestamistas. La deuda, una cantidad irrisoria de mil pesos, se convirtió en la sentencia de muerte para el pequeño, quien fue arrebatado de los brazos de su madre como una "prenda" para garantizar el pago. Imaginen la desesperación de una madre que ve a su hijo ser llevado por la fuerza, por una deuda que, en cualquier contexto, palidece ante el valor invaluable de una vida humana.

La Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) ha revelado detalles escalofriantes del caso. Fernandito fue retenido durante al menos una semana en un domicilio de la colonia Ejidal El Pino, un lugar que, en vez de ser un refugio, se convirtió en su prisión y finalmente, en su tumba. El informe forense indica que la causa de muerte fue un traumatismo craneoencefálico. Un golpe brutal que apagó la vida de un niño inocente, un golpe que resuena como un grito de injusticia en la conciencia colectiva.

La imagen del pequeño cuerpo envuelto en sábanas, dentro de bolsas plásticas y un costal, oculto entre la basura del patio, es desgarradora. Es una imagen que habla de la deshumanización de los victimarios, de la falta de empatía y de la monstruosidad que puede anidar en el corazón humano. Es difícil comprender cómo alguien puede ser capaz de cometer semejante atrocidad, cómo se puede arrebatar la vida de un niño por una deuda tan insignificante.

Lilia “N”, Ana Lilia “N” y Carlos “N”, los presuntos responsables de este crimen atroz, ya se encuentran tras las rejas en el Centro Penitenciario y de Reinserción Social de Nezahualcóyotl. Han sido vinculados a proceso por el delito de desaparición de persona y se les ha dictado prisión preventiva. La justicia, aunque lenta, comienza a actuar. Se ha establecido un plazo de tres meses para el cierre de las investigaciones complementarias, tiempo en el que se espera recabar todas las pruebas necesarias para que estos individuos reciban el castigo que merecen.

Sin embargo, la justicia penal no podrá devolverle la vida a Fernandito. Su ausencia dejará un vacío irreparable en el corazón de su madre y de todos aquellos que lo conocieron. Este caso nos obliga a reflexionar sobre la vulnerabilidad de los más pequeños y la necesidad de fortalecer las redes de apoyo para las familias en situación de vulnerabilidad económica. Nos obliga también a cuestionarnos como sociedad, a preguntarnos qué estamos haciendo mal para que ocurran tragedias como esta. La memoria de Fernandito debe ser un llamado a la acción, un impulso para construir un mundo donde la vida de un niño valga más que mil pesos.

Más allá del horror de este caso en particular, es crucial analizar el contexto social que permite que situaciones así se desarrollen. ¿Qué tipo de presiones económicas llevan a una madre a endeudarse por una cantidad tan pequeña? ¿Qué mecanismos de apoyo social fallaron para que esta familia no tuviera otra opción? ¿Cómo podemos, como sociedad, prevenir que estas tragedias se repitan? Estas son preguntas que debemos hacernos y que exigen respuestas urgentes. No podemos permitir que la indignación se diluya con el tiempo. Debemos transformar el dolor en acción, en políticas públicas que protejan a los más vulnerables y en una sociedad más justa y equitativa para todos.

Fuente: El Heraldo de México