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12 de agosto de 2025 a las 09:35

Gana $1000 pesos

La vida, ese bien intangible, ¿realmente tiene un precio? José Alfredo Jiménez, con botella en mano, cantaba sobre el amor y el sufrimiento, inseparable binomio en la esencia humana, y con desgarradora voz afirmaba que "la vida no vale nada". Pero, ¿es eso cierto? La cruda realidad nos golpea con casos como el de Fernandito, un pequeño de cinco años cuya vida fue truncada por una deuda de mil pesos. Mil pesos, una cantidad que a muchos nos parece insignificante, se convirtió en la sentencia de muerte para este niño de la colonia El Pino en Ciudad Neza. Su madre, Noemí, acudiría al DIF en busca de ayuda, luego de que las autoridades desestimaran su denuncia sobre el secuestro de su hijo por una vecina. El pequeño fue encontrado sin vida, con marcas de violencia, "en prenda" por la deuda. Mil pesos, el equivalente a 50 dólares, el precio que su vecina, Ana Lilia, le puso a la vida de Fernandito.

Este caso nos obliga a reflexionar sobre el valor que le damos a la vida. ¿Acaso la vida de un niño en los márgenes de Ciudad Neza vale menos que la de alguien con estudios en Harvard o Stanford? La historia nos recuerda la traición de Judas, quien entregó a Jesús por 30 denarios. Treinta denarios, mil pesos… ¿Cuál es la cifra que define el valor de una vida? ¿Cuánto pagamos por un seguro de vida? ¿Cuánto costó la libertad de los presos políticos durante la dictadura de Pinochet? Hugo Gutiérrez Vega, en su labor en el Comité de Solidaridad con el Pueblo Chileno, relató cómo se negociaba la liberación de presos por maletas llenas de billetes de 20 dólares. Una vida, un precio.

La experiencia nos confronta con la fragilidad de la existencia. Un amigo, tras meses de hospitalización, falleció a causa de una apoplejía, dejando atrás una deuda millonaria por los tratamientos médicos. Cuatro millones de pesos que no lograron comprarle la vida. Entonces, ¿cuál es la verdadera medida? ¿Mil pesos, treinta denarios, una maleta llena de dólares, cuatro millones? La patria, nos dicen, bien vale una vida. Pero, ¿y la vida de Fernandito? ¿Valió tan poco como para ser arrebatada por una deuda irrisoria?

Quizás la canción de José Alfredo necesita una actualización. La vida, aunque a veces parezca no valer nada frente a la inmensidad del universo y las tragedias que nos rodean, sí tiene un valor. Al menos, debería valer más que mil pesos, lo suficiente para comprarle a Fernandito un triciclo y la oportunidad de una infancia que le fue negada. Una reflexión dolorosa que nos invita a cuestionarnos el valor que le damos a la vida, a la nuestra y a la de los demás, especialmente a aquellos que viven en la marginación y la vulnerabilidad. Un recordatorio de que detrás de cada cifra, hay una historia, una vida, un ser humano.

Fuente: El Heraldo de México