La Cuarta Transformación se tambalea bajo el peso de un verano marcado por la corrupción. A menos de un año de la salida de López Obrador, la imagen idílica del movimiento se desmorona ante la avalancha de escándalos que salpican a sus figuras más prominentes. No se trata de simples rumores o acusaciones infundadas, sino de una serie de revelaciones que ponen en evidencia la frivolidad, el abuso de poder y el enriquecimiento inexplicable de quienes se suponía eran los abanderados de la austeridad republicana.

Claudia Sheinbaum, en la carrera presidencial, se ve atrapada en una vorágine que no anticipó. Si bien es cierto que la política siempre ha navegado en aguas turbulentas, la magnitud de la tormenta actual la ha tomado por sorpresa. La corrupción no estaba en su agenda, pero se ha convertido en el tema central, eclipsando cualquier otro discurso.

Desde las prácticas autoritarias de algunos gobiernos locales, como los casos de Campeche y Puebla, donde la disidencia se castiga con humillaciones públicas, hasta la ostentación descarada de la diputada apodada "Dato Protegido" y su esposo, presidente de la Cámara de Diputados, el panorama es desolador. Las imágenes de sus excesos, las joyas, la ropa de diseñador, los relojes de lujo, circulan en redes sociales como un recordatorio constante de la distancia abismal entre el discurso oficial y la realidad. No se trata solo de mal gusto, sino de la exhibición impúdica de una riqueza que no se justifica con sus ingresos. La ambición de poder, al parecer, ha borrado cualquier atisbo de escrúpulo.

El caso del líder de la bancada de senadores de Morena, vinculado al crimen organizado en su estado natal, añade otra capa de complejidad al escándalo. La revelación, proveniente no de la oposición, sino de un general del Ejército, ha desatado una crisis política de gran envergadura. El senador, acostumbrado a la impunidad y a la arrogancia, se ve obligado a esconderse, mientras la justicia lo persigue.

Ricardo Monreal, por su parte, ha optado por una "peregrinación" a España, acompañado de otros legisladores de Morena. Un viaje de placer disfrazado de acto oficial, una escapada a la madre patria, lejos de la austeridad que predican. Madrid, Capri, Ibiza… destinos exclusivos para quienes supuestamente representan al pueblo. Un contraste que no pasa desapercibido y que alimenta la indignación ciudadana.

Y qué decir del hijo de López Obrador, Andy, vacacionando en Japón, hospedado en hoteles de lujo y comprando en tiendas exclusivas como Prada. Las fotografías de sus andanzas, difundidas en redes sociales, han generado una nueva ola de críticas. La hipocresía de quienes lo acusan de disfrutar de los privilegios que su padre criticaba es evidente, pero no menos cierto es que la imagen del joven López Beltrán choca frontalmente con el discurso de austeridad que caracterizó al sexenio anterior.

Claudia Sheinbaum se ve obligada a responder por los excesos de su partido, con la vergüenza dibujada en el rostro. Un verano maldito que la pone a prueba y que amenaza con descarrilar sus aspiraciones presidenciales. La pregunta que queda en el aire es si logrará capear la tormenta o si, por el contrario, la corrupción de los suyos terminará por hundirla.