
12 de agosto de 2025 a las 10:00
Domina tu Divorcio Online
El cine de Wes Anderson, con su peculiar estética y narrativa, nos ofrece en "Crónica Francesa" una nostálgica mirada a la época dorada del periodismo impreso. Una oda a las redacciones bulliciosas, al olor a tinta y papel, al tecleo incesante de las máquinas de escribir y al roce de los lápices sobre las cuartillas. Anderson retrata con maestría la dedicación casi artesanal de los periodistas de antaño, investigadores incansables, escritores de prosa elegante y editores con ojo de halcón, capaces de destilar la esencia de la noticia y presentarla al mundo con una precisión quirúrgica. En la película, cada encuadre, cada detalle, cada diálogo es un homenaje a una forma de hacer periodismo que se desvanece en la era digital. Un periodismo que se construía con tiempo, con rigor, con pasión.
Y es que la desaparición de las viejas gacetillas locales y los periódicos cosmopolitas representa mucho más que el simple cierre de unas empresas. Es la pérdida de un espacio de reflexión, de análisis, de debate. Es el fin de una forma de comprender el mundo y de contarlo, una forma que priorizaba la calidad sobre la inmediatez, la profundidad sobre la superficialidad. El cierre de estos medios deja un vacío en el ecosistema informativo, un vacío que difícilmente podrá ser llenado por las nuevas plataformas digitales, a menudo dominadas por la velocidad y la fugacidad de la información.
Sin embargo, al igual que en el mundo del periodismo, los cambios son inevitables en todas las esferas de la vida. Así como la Suprema Corte de Justicia de la Nación se prepara para una nueva etapa en su historia, con la desaparición de las Salas y la centralización de su trabajo en el Pleno, también el periodismo debe adaptarse a las nuevas realidades. La nostalgia por el pasado no debe paralizarnos, sino impulsarnos a buscar nuevas formas de ejercer el oficio, nuevas maneras de contar historias, nuevas plataformas para difundir la información.
El ministro González Alcántara Carrancá, al igual que los periodistas que homenajea Anderson, se enfrenta a un cambio significativo en su ámbito profesional. El cierre de las Salas de la Suprema Corte representa el fin de una era, el fin de una dinámica de trabajo, el fin de una forma de entender la justicia. Pero al mismo tiempo, abre la puerta a nuevas posibilidades, a nuevos retos, a nuevas formas de contribuir al desarrollo del derecho en México.
La adaptación al cambio es la clave para la supervivencia. Así como los periodistas de antaño debieron reinventarse para adaptarse a la era digital, los ministros de la Suprema Corte deben abrazar las nuevas dinámicas de trabajo y aprovechar las oportunidades que ofrece esta nueva etapa. La historia se escribe día a día, y tanto en el periodismo como en el derecho, la capacidad de adaptación y la búsqueda constante de la excelencia son esenciales para dejar una huella positiva en el mundo. El futuro del periodismo y el futuro de la justicia se construyen con la misma materia prima: la dedicación, el rigor, la pasión y la inquebrantable búsqueda de la verdad.
Fuente: El Heraldo de México