
12 de agosto de 2025 a las 09:10
Domina la Mediación: Evita Juicios
El cine de Wes Anderson, con su peculiar estética y narrativa, nos regala en "Crónica Francesa" una emotiva mirada a la época dorada del periodismo. Una oda a las redacciones bulliciosas, al olor a tinta y papel, al tecleo incesante de las máquinas de escribir y al roce de los lápices sobre las hojas de papel cebolla. Nos transporta a un tiempo donde la minuciosa labor de los editores, la pasión de los reporteros por encontrar la historia perfecta y el talento de los ilustradores daban vida a publicaciones vibrantes y llenas de personalidad. Anderson nos muestra, con una nostalgia casi palpable, la artesanía de un oficio que se transformaba en arte. El cierre de un periódico local, como el que retrata la película, simboliza la despedida de una era, una forma de hacer periodismo que, si bien se desvanece, deja una huella imborrable en la historia de la comunicación.
Este sentimiento de nostalgia, de cambio inevitable, resuena con la transformación que se avecina en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Al igual que la rotativa que deja de girar, las Salas de la Corte cesarán sus funciones, marcando el fin de una época y el inicio de una nueva dinámica. Desde 1995, estas Salas han sido escenario de intensos debates jurídicos, análisis profundos y decisiones trascendentales que han moldeado el panorama legal de nuestro país. Han sido testigos de la evolución del Derecho, adaptándose a los cambios sociales y a las nuevas interpretaciones constitucionales. Imaginemos las paredes de esas Salas, impregnadas de la historia de innumerables casos, de los argumentos apasionados de los ministros, del peso de las decisiones tomadas.
La especialización de las Salas, con su enfoque en las distintas ramas del Derecho, ha permitido un análisis exhaustivo y preciso de cada caso. Este modelo, que ahora llega a su fin, ha contribuido a la solidez y prestigio de la Suprema Corte. Sin embargo, como todo en la vida, las instituciones también deben evolucionar. La transición hacia un Pleno único, si bien implica la despedida de una forma de trabajo, abre las puertas a nuevas posibilidades, a una dinámica más integrada y a una visión más holística del Derecho.
El cambio siempre genera incertidumbre, pero también es sinónimo de oportunidad. Así como los periodistas de antaño tuvieron que adaptarse a las nuevas tecnologías y a las nuevas formas de comunicar, la Suprema Corte de Justicia de la Nación se enfrenta ahora al desafío de reinventarse, de encontrar nuevas formas de trabajar y de seguir garantizando la justicia y el Estado de Derecho. Este nuevo capítulo, que se escribe con la tinta de la transformación, requerirá de la experiencia, la visión y el compromiso de todos los ministros para construir un futuro sólido y eficiente para la justicia en México. Es un reto que demanda adaptación, pero también ofrece la oportunidad de fortalecer la institución y consolidar su papel fundamental en la democracia. Se cierra un ciclo, sí, pero se abre uno nuevo, lleno de posibilidades y de la esperanza de un futuro aún más justo. Un futuro que, sin duda, se construirá sobre los cimientos sólidos dejados por las Salas que ahora concluyen su labor. Un legado que perdurará en la memoria y en la historia del Poder Judicial de la Federación.
Fuente: El Heraldo de México