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12 de agosto de 2025 a las 17:25
Domina el cuidado de tus bolsas reutilizables
La proliferación de las bolsas de tela como símbolo de la lucha contra el plástico ha generado una paradoja ambiental. Si bien la intención es noble, la realidad es que su impacto positivo no es tan inmediato como se cree. De hecho, un estudio de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), recogido por Xataka México, revela la sorprendente cifra de 20.000 usos necesarios para que una bolsa de tela compense la energía y recursos invertidos en su fabricación. Traducido a la vida cotidiana, esto significa usar la misma bolsa a diario durante 54 años. Una cifra que, sin duda, invita a la reflexión.
Este dato pone de manifiesto la importancia de un consumo responsable y consciente, más allá de las tendencias. La fabricación de bolsas de tela, a diferencia de las de plástico, requiere una mayor cantidad de recursos y energía. Materias primas como el algodón, el yute o el poliéster, procesos de producción más complejos y el transporte, contribuyen a una huella ecológica inicial considerable. Por ello, la clave de su sostenibilidad reside en la durabilidad y, sobre todo, en el compromiso del consumidor para reutilizarlas al máximo.
El estudio de la UOC también alerta sobre un problema común: la higiene. A menudo, utilizamos estas bolsas para transportar alimentos frescos, pero descuidamos su limpieza. Este hábito no solo acorta la vida útil de la bolsa, sino que también puede representar un riesgo para la salud. Las recomendaciones de los expertos son sencillas pero cruciales: lavarlas con agua fría y jabón suave, evitar largos periodos de remojo si tienen partes metálicas, secarlas al aire libre y, fundamental, guardarlas limpias y secas para evitar la proliferación de bacterias. Además, conviene darles la vuelta antes del lavado para proteger los estampados y diseños.
Otro factor que dificulta alcanzar las 20.000 reutilizaciones es la acumulación. ¿Cuántos de nosotros tenemos un cajón lleno de bolsas de tela, olvidadas en el fondo? La UOC advierte sobre esta tendencia a acumular, que nos lleva a comprar nuevas bolsas a pesar de tener muchas en casa. Este comportamiento, lejos de ser ecológico, contribuye al problema, reduciendo drásticamente las posibilidades de amortizar su impacto ambiental.
Nos encontramos, entonces, ante un claro ejemplo de lo que se conoce como "greenwashing": la presentación de un producto como ecológico cuando, en la práctica, su beneficio ambiental es cuestionable debido a hábitos de consumo inadecuados. La solución no pasa por demonizar las bolsas de tela, sino por replantear nuestros hábitos. Debemos ser conscientes del impacto real de nuestras decisiones de compra y apostar por la reducción, la reutilización y el reciclaje.
La siguiente tabla, basada en los datos del estudio, muestra la cantidad de usos necesarios para igualar el impacto de una bolsa de plástico según el material de la bolsa de tela:
(Aquí se podría insertar una tabla comparativa, aunque el prompt original no proporciona los datos específicos).
En definitiva, la transición hacia un consumo responsable requiere un análisis crítico y una profunda transformación de nuestros hábitos. La bolsa de tela, en sí misma, no es la solución mágica. Su verdadero potencial reside en nuestro compromiso para integrarla en un estilo de vida sostenible, basado en la reutilización consciente y la reducción del consumo. De lo contrario, corremos el riesgo de caer en la trampa del "greenwashing" y perpetuar el ciclo de impacto ambiental que pretendemos combatir.
Fuente: El Heraldo de México