
12 de agosto de 2025 a las 20:40
CDMX: ¿Más segura que Washington?
La reciente declaración de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo sobre la seguridad en Washington D.C. en comparación con la Ciudad de México ha generado un intenso debate. Sheinbaum Pardo argumenta, con cifras en mano, que la capital estadounidense presenta una tasa de homicidios superior a la de la CDMX, basándose en la proporción de homicidios por cada 100,000 habitantes. Si bien Washington ha registrado un número menor de homicidios en términos absolutos, su población significativamente menor resulta en una tasa superior a la de la megalópolis mexicana.
Este argumento, basado en la tasa de homicidios y no en el número absoluto, abre una importante discusión sobre cómo se mide y se percibe la seguridad en diferentes contextos urbanos. La densidad poblacional, las características socioeconómicas y la complejidad de cada ciudad influyen en la dinámica de la violencia y la criminalidad. Comparar directamente cifras brutas sin considerar estos factores puede llevar a conclusiones erróneas y simplificar una problemática multifacética.
La jefa de Gobierno de la CDMX también destacó la disminución de la tasa de homicidios durante su gestión y la de sus sucesores, atribuyendo esta mejora a las estrategias de seguridad implementadas. Mencionó la cifra de dos homicidios diarios en promedio, un dato que contrasta con las cifras registradas durante la administración de Miguel Ángel Mancera, periodo en el que, según Sheinbaum, los homicidios se incrementaron de manera considerable.
Este debate sobre la seguridad en ambas capitales pone de manifiesto la necesidad de analizar a profundidad las estadísticas y contextualizar las cifras. No se trata solo de comparar números, sino de entender las complejas realidades que subyacen a la violencia urbana. Factores como la desigualdad social, la disponibilidad de armas, la presencia del crimen organizado y la eficacia de las políticas públicas juegan un papel crucial en la construcción de entornos seguros.
Más allá de la polémica generada por las declaraciones de la presidenta, es fundamental que tanto en Washington D.C. como en la Ciudad de México se continúen implementando estrategias integrales para combatir la inseguridad. La cooperación internacional y el intercambio de buenas prácticas pueden ser herramientas valiosas para abordar este desafío común. La seguridad es un derecho fundamental y la construcción de ciudades más seguras requiere un esfuerzo conjunto de la sociedad y las autoridades. Es necesario ir más allá de la retórica política y trabajar en soluciones concretas que garanticen la tranquilidad y el bienestar de los ciudadanos. La comparación de cifras debe servir como un punto de partida para la reflexión y la búsqueda de estrategias eficaces para la prevención del delito y la construcción de la paz.
Es importante recordar que las percepciones de seguridad también influyen en la calidad de vida de los habitantes. Si bien las estadísticas son un indicador importante, la sensación de inseguridad puede persistir incluso en zonas con bajas tasas de criminalidad. Por ello, es fundamental trabajar no solo en la reducción de los índices delictivos, sino también en la recuperación de los espacios públicos, el fortalecimiento del tejido social y la promoción de una cultura de la paz.
Fuente: El Heraldo de México