
12 de agosto de 2025 a las 15:45
CDMX bajo el agua: Lo que debes saber
La furia del cielo se desató nuevamente sobre la Ciudad de México y el Estado de México la madrugada de este martes 12 de agosto, pintando un escenario de caos y preocupación. Las intensas lluvias, que se prolongaron por horas, convirtieron calles en ríos, anegaron viviendas y volvieron a poner en jaque la operatividad del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).
El agua, implacable, no discriminó zonas. Desde las colonias más populares hasta las áreas residenciales, el panorama era similar: automóviles varados, comercios inundados y la angustia palpable en los rostros de quienes veían cómo la fuerza de la naturaleza se imponía sobre el asfalto y el concreto.
La Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil de la Ciudad de México activó la alerta roja en varias alcaldías, una señal inequívoca de la gravedad de la situación. Las autoridades hicieron un llamado a la población a extremar precauciones, evitar zonas de riesgo y, en la medida de lo posible, resguardarse en sus hogares.
El Sistema de Transporte Colectivo Metro, un pilar de la movilidad en la capital, también sufrió los embates del temporal. La estación Hangares de la Línea 5 tuvo que ser cerrada temporalmente debido a la acumulación de agua en el exterior, dejando a miles de usuarios sin esta vital conexión. La incertidumbre se apoderó de quienes dependían de este medio de transporte para llegar a sus destinos, generando un efecto dominó en la ya complicada movilidad matutina.
El AICM, puerta de entrada y salida del país, no escapó al caos. Las operaciones de aterrizaje y despegue fueron suspendidas por orden de las autoridades aeronáuticas, dejando a miles de pasajeros varados y con la incertidumbre de cuándo podrían retomar sus viajes. La imagen del aeropuerto, con sus pistas inundadas y personal trabajando a contrarreloj para drenar el agua, se convirtió en el símbolo de la vulnerabilidad ante la fuerza de los elementos.
Las redes sociales se convirtieron en un hervidero de información, donde usuarios compartían imágenes y videos de las afectaciones, denuncias ciudadanas y llamados de auxilio. La solidaridad también se hizo presente, con vecinos organizándose para ayudar a los más afectados y compartiendo información relevante sobre rutas alternativas y albergues.
Esta nueva emergencia pluvial vuelve a poner sobre la mesa la necesidad de reforzar la infraestructura hidráulica de la ciudad y mejorar los protocolos de atención a emergencias. La pregunta que resuena en el aire es: ¿cuánto tiempo más tendremos que esperar para que las lluvias dejen de ser sinónimo de caos y destrucción? Las autoridades tienen la palabra, y la ciudadanía, la esperanza de que se tomen medidas contundentes para evitar que esta historia se repita una y otra vez. Mientras tanto, la ciudad se lame las heridas y se prepara para enfrentar las consecuencias de una madrugada de furia climática. La resiliencia de los capitalinos se pone a prueba una vez más, con la esperanza de un futuro donde la lluvia sea sinónimo de vida y no de desastre.
Fuente: El Heraldo de México