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12 de agosto de 2025 a las 20:35
CDMX bajo agua: ¿frenamos la sobreexplotación?
Las recientes inundaciones en la Ciudad de México han vuelto a poner sobre la mesa la fragilidad de la infraestructura urbana frente a los embates de la naturaleza. No se trata de un problema nuevo, sino de una crisis recurrente que, según el ingeniero Luis Robledo Cabello, coordinador del Comité de Infraestructura del Colegio de Ingenieros Civiles de México, se agrava con cada temporada de lluvias. Sus declaraciones, en el programa "Las Noticias con Alejandro Cacho" de El Heraldo Televisión, pintan un panorama preocupante y exigen una reflexión profunda sobre el futuro de la capital.
Robledo Cabello identifica un cóctel de factores que contribuyen a esta problemática. El cambio climático, con sus patrones de lluvia cada vez más erráticos e intensos, es sin duda un elemento clave. Sin embargo, el ingeniero no se limita a señalar lo inevitable, sino que apunta a la responsabilidad humana en la ecuación. La urbanización descontrolada, la falta de un ordenamiento territorial adecuado y, sobre todo, la obsolescencia del sistema de drenaje, son factores que amplifican los efectos de las precipitaciones.
Imaginen una ciudad construida sobre una esponja que se hunde lentamente. Esa es la realidad de la CDMX, donde la sobreexplotación de los mantos acuíferos provoca hundimientos que alteran la topografía y dificultan el flujo del agua. A esto se suma una red de drenaje que, con más de 50 años de antigüedad, fue diseñada para una ciudad y un clima que ya no existen. Los interceptores, esas venas subterráneas que deberían canalizar las aguas pluviales, se ven desbordadas por la intensidad de las lluvias actuales.
La solución, según Robledo Cabello, no es sencilla, pero sí posible. En primer lugar, se requiere un freno urgente a la expansión urbana descontrolada. La vorágine de cemento y asfalto debe detenerse, especialmente en las zonas oriente y poniente del Valle de México, preservando las áreas verdes que aún subsisten y que actúan como esponjas naturales. Imaginen la diferencia si, en lugar de más construcciones, tuviéramos más parques y jardines absorbiendo el agua de lluvia.
En segundo lugar, es crucial invertir en la modernización del sistema de drenaje. Construir nuevos interceptores, más profundos y con mayor capacidad, es una necesidad inaplazable. Es una inversión costosa, sin duda, pero infinitamente menor al costo de las pérdidas materiales y humanas que causan las inundaciones. ¿Podemos permitirnos seguir postergando esta inversión vital?
Finalmente, Robledo Cabello pone el dedo en la llaga al señalar las consecuencias que las inundaciones de la CDMX tienen en otras regiones, como la ciudad de Tula, que recibe el agua proveniente del drenaje capitalino. Es una muestra clara de que la problemática no se limita a la capital, sino que tiene un impacto regional. No podemos simplemente trasladar el problema aguas abajo. Debemos asumir nuestra responsabilidad y encontrar soluciones integrales que beneficien a todos. La solidaridad y la visión a largo plazo son esenciales para construir un futuro sostenible.
El futuro de la Ciudad de México, según el experto, está en juego. Si no se toman medidas drásticas para frenar la sobreexplotación de los mantos acuíferos, mejorar el sistema de drenaje y controlar el crecimiento urbano, las inundaciones seguirán siendo una constante, cada vez más graves y destructivas. La pregunta es: ¿estamos dispuestos a actuar antes de que sea demasiado tarde?
Fuente: El Heraldo de México