
12 de agosto de 2025 a las 17:10
Balacera en Santo Domingo: Vecino transmite tragedia en vivo
La tragedia se pintó con sangre en las calles de la colonia Pedregal de Santo Domingo, Coyoacán, la tarde del lunes. Una balacera, originada al parecer por una disputa fratricida, arrebató la vida a una joven de tan solo 24 años, ajena por completo al conflicto que la envolvió en su manto de violencia. Imaginen la escena: una tarde cualquiera, el sol comenzando a descender, el ritmo cotidiano de la vida en el barrio… y de pronto, el estallido de la violencia.
La información oficial, proporcionada por la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), reconstruye los hechos con frialdad: una llamada de emergencia, la llegada de la policía, el hallazgo del cuerpo de la joven sobre la banqueta, las manchas hemáticas que contaban una historia terrible. Un hombre herido en el rostro, otro con un arma en la mano, la confusión, el terror.
La víctima, una joven vecina de la colonia, simplemente caminaba por la calle Ocoapan esquina con Amatl, ajena a la disputa que se desarrollaba a su alrededor. Una bala perdida, un instante fatal, y su vida se apagó en el pavimento, dejando un vacío irreparable en su familia y una profunda conmoción en la comunidad.
Mientras los paramédicos confirmaban el fallecimiento de la joven, la policía iniciaba las investigaciones. Las piezas del rompecabezas comenzaron a encajar: una riña entre hermanos, uno de ellos herido en el rostro y portando un arma de fuego. El otro, localizado gracias al análisis de las cámaras de seguridad, también armado. Dos armas de fuego, dos hermanos enfrentados, y una vida inocente segada en medio del fuego cruzado.
La tragedia, sin embargo, no termina con el reporte policial. Trasciende a la esfera pública, a la voz conmocionada de un vecino que, teléfono en mano, transmite en vivo la escena del crimen. Sus palabras, cargadas de angustia e impotencia, describen a la víctima: "Short de mezclilla, blusita blanca, es una pequeñita…". Un llamado desesperado a la comunidad, una súplica para identificar a la joven y contactar a sus familiares. La cámara capta el desgarrador momento en que los familiares llegan al lugar, el llanto incontenible, el dolor que desgarra el alma.
Este hecho nos confronta con la cruda realidad de la violencia que se filtra en nuestras calles, que nos roba la tranquilidad y nos deja con la pregunta: ¿qué estamos haciendo como sociedad para detener esta espiral de violencia? ¿Cómo podemos construir un futuro donde la vida no se apague de manera tan absurda, donde las calles sean espacios seguros para todos?
La investigación continúa, la justicia deberá seguir su curso. Pero más allá del proceso legal, queda la herida abierta en la comunidad, el recuerdo de una joven vida truncada, la urgencia de reflexionar y actuar para construir una sociedad más justa y pacífica. La memoria de la joven de blusa blanca y short de mezclilla debe ser un llamado a la acción, un recordatorio de que la violencia no puede ser la respuesta, y que la vida, en toda su fragilidad, debe ser protegida y valorada.
Fuente: El Heraldo de México