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11 de agosto de 2025 a las 09:30

Supera tu Ruptura: Guía Definitiva

La Cuarta Transformación, ese proyecto que prometía un cambio radical en la política mexicana, se encuentra hoy navegando en aguas turbulentas. Lejos de la unidad monolítica que alguna vez proyectó, el partido Morena se asemeja cada vez más a un campo de batalla donde las disputas internas se libran a la luz del día, dejando al descubierto las ambiciones y rencores que se cocían a fuego lento bajo la superficie. Las "patadas bajo la mesa" son ahora patadas voladoras, y la cubeta, lejos de contener el agua, se utiliza como arma arrojadiza.

El caso del hijo del presidente, Andy López Beltrán, es emblemático de esta fractura. Su desafortunado viaje a Japón, con su justificación aún más desafortunada sobre el costo de la habitación de hotel, no solo lo ha puesto en el ojo del huracán mediático, sino que ha desatado una ola de críticas, incluso dentro de las filas de Morena. El silencio cómplice de algunos y las sonrisas socarronas de otros revelan la falta de apoyo real que recibe el "heredero", una figura que parece ajena a la realidad del país que su padre gobierna. El bullying político que sufre dentro del partido que alguna vez controló su padre es un síntoma claro de la lucha por el poder que se avecina.

Adán Augusto López, otrora figura poderosa dentro del gabinete presidencial, se encuentra ahora en una situación precaria. Los señalamientos sobre sus vínculos con el narcotráfico, a través de su exsecretario de Seguridad en Tabasco, lo han debilitado considerablemente. Sus intentos por mantenerse a flote mediante pactos y acuerdos opacos parecen insuficientes para contener la tormenta que se cierne sobre él. Su poder se diluye como un azucarillo en agua caliente, y su futuro político se presenta cada vez más incierto.

La voz discordante de Gerardo Fernández Noroña, presidente del Senado, añade más leña al fuego. Sus declaraciones en contra de Luisa María Alcalde, presidenta de Morena, y sus quejas sobre la falta de atención de Claudia Sheinbaum y Omar García Harfuch, evidencian la profunda división que existe en la cúpula del partido. Su crítica a la carta de Andy López Beltrán es la cereza del pastel, un gesto que lo posiciona como un actor independiente, dispuesto a desafiar incluso a la familia presidencial.

A nivel estatal, el panorama no es menos caótico. Las disputas internas se multiplican como un virus, desde Veracruz hasta Chiapas, pasando por Chihuahua, Zacatecas, Guerrero y Morelos. La lucha por el poder local anticipa lo que se avecina a nivel nacional: una guerra sin cuartel por el control del partido una vez que Andrés Manuel López Obrador deje el poder.

Este escenario de caos interno se ve agravado por las presiones externas. La administración de Donald Trump ha puesto la lupa sobre la "alianza intolerable" entre políticos mexicanos y el narcotráfico. Las investigaciones en Estados Unidos, la cooperación de narcotraficantes mexicanos con las autoridades estadounidenses, y los vínculos entre el régimen venezolano y el Cártel de Sinaloa, crean un contexto internacional adverso para Morena, que podría tener consecuencias devastadoras.

La 4T se desmorona. El barco hace agua, y cada tripulante busca salvarse como puede. El choque es inevitable, y sus consecuencias podrían cambiar el rumbo de la política mexicana para siempre. El futuro de Morena, y del país, se presenta incierto y lleno de desafíos. ¿Logrará el partido superar esta crisis interna y mantenerse unido? ¿O se fragmentará en tribus, como le ocurrió al PRD? El tiempo lo dirá.

Fuente: El Heraldo de México