
11 de agosto de 2025 a las 19:45
Justicia para Yuliana: Su último grito.
La pesadilla de Yuliana Borges comenzó hace dos meses. Una pesadilla silenciosa, vestida de miedo y con el rostro de un familiar. Dos meses de angustia contenida, de mirar por encima del hombro, de sentir la sombra de la amenaza cernirse sobre ella. Dos meses desde que, con valentía desgarradora, denunció haber sido abusada sexualmente por su tío. Dos meses esperando una protección que nunca llegó. Y ahora, la pesadilla se ha materializado en la peor de las realidades. Yuliana, con apenas 18 años y un futuro lleno de promesas, ha sido encontrada sin vida en su propia casa, en el barrio Ampliación Olleros de San Miguel de Tucumán. Su cuerpo, marcado por la violencia, testimonia el horror que vivió en sus últimos momentos.
El eco de sus gritos silenciosos resuena ahora en la desolación de su familia, en la indignación de una comunidad que ve cómo la vida de una joven se apaga víctima de la violencia machista. La madre de Yuliana, con el corazón destrozado y la voz rota por el dolor, clama justicia. Sus palabras, cargadas de impotencia y rabia, son un grito desgarrador que interpela a la sociedad y a las autoridades: "¿Hace dos meses pedí ayuda y nadie hizo nada. Hoy mi hija está en un cajón". Una pregunta que retumba en el vacío de la inacción, en la falta de respuestas, en la ausencia de una protección que podría haber salvado la vida de Yuliana.
La investigación, aún en sus primeras etapas, apunta a un familiar como principal sospechoso. La incertidumbre se suma al dolor. ¿Se trata del mismo tío que abusó de ella? ¿Hay otros implicados en este crimen atroz? Las preguntas se agolpan mientras la comunidad espera respuestas, mientras la familia exige justicia, mientras el fantasma del feminicidio vuelve a sembrar el terror.
Yuliana, una joven con sueños de enfermera, con una vida por delante, se ha convertido en otra víctima de la violencia de género. Su historia, trágicamente común en nuestra sociedad, nos recuerda la urgencia de actuar, de implementar medidas efectivas de protección para las mujeres que denuncian, de romper el ciclo de la violencia y construir una sociedad donde la vida de las mujeres no esté en constante peligro. Su recuerdo debe ser un llamado a la acción, un impulso para que ninguna otra madre tenga que llorar la pérdida de una hija, para que ninguna otra joven vea truncados sus sueños por la violencia machista. El sueño de Yuliana de ser enfermera se apagó, pero su historia debe encender la llama de la justicia y la lucha por un futuro libre de violencia para todas las mujeres. Su nombre, Yuliana Borges, debe resonar como un recordatorio constante de la tarea pendiente.
Fuente: El Heraldo de México