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10 de agosto de 2025 a las 04:10
Rayo potente sacude la CDMX: ¿Microsismo o fenómeno eléctrico?
La tarde del sábado 9 de agosto, la Ciudad de México se vio envuelta en un espectáculo de luz y sonido cortesía de la naturaleza. Mientras las lluvias torrenciales azotaban la capital, un rayo de inusual potencia rasgó el cielo, dejando una huella no solo en la retina de los capitalinos, sino también en los sensibles instrumentos de medición sísmica. Los sismógrafos, diseñados para detectar los movimientos de la tierra, registraron la descarga eléctrica como un pulso vibrante, confirmando la magnitud del fenómeno.
Este hecho, aunque inusual, no es desconocido para la ciencia. La energía liberada por un rayo es tan formidable que puede generar ondas de choque que se propagan a través del suelo, siendo captadas por los sismógrafos como si de un pequeño temblor se tratase. La imagen del sismograma, compartida en redes sociales, muestra claramente la "firma" del rayo: una señal intensa y abrupta que domina las frecuencias medias y altas, a diferencia de la señal de un microsismo, que suele concentrarse en frecuencias más bajas. Este registro gráfico, proveniente de un sismógrafo ubicado en la alcaldía Miguel Hidalgo, sirve como testimonio del impacto del rayo y nos recuerda la interconexión entre los diferentes fenómenos naturales.
La vibración percibida por algunos ciudadanos no fue un microsismo, como inicialmente se especuló en redes sociales, sino el "cimbrado" generado por la onda de choque del rayo. Es importante destacar la diferencia entre ambos fenómenos: un microsismo se origina por el movimiento de las placas tectónicas, mientras que la vibración causada por un rayo es un efecto superficial, producto de la liberación súbita de energía en la atmósfera. La confusión es comprensible, ya que ambos eventos pueden generar una sensación similar de movimiento, pero su origen y naturaleza son completamente distintos.
Este evento nos brinda una oportunidad para reflexionar sobre la potencia de la naturaleza y la sofisticación de los instrumentos que utilizamos para estudiarla. Los sismógrafos, herramientas fundamentales en la prevención y el estudio de los terremotos, también nos permiten registrar otros fenómenos naturales, como las explosiones, los impactos de meteoritos e, incluso, los poderosos rayos. La información recabada por estos instrumentos nos ayuda a comprender mejor la dinámica del planeta y a desarrollar estrategias para mitigar los riesgos asociados a estos eventos.
La imagen del sismograma, compartida ampliamente en redes sociales, ha generado un intenso debate y curiosidad entre los usuarios. Muchos se sorprendieron al descubrir que un rayo podía ser registrado por un sismógrafo, mientras que otros compartieron sus propias experiencias durante la tormenta, describiendo el resplandor intenso y el sonido ensordecedor del rayo. Este intercambio de información y experiencias a través de las redes sociales demuestra la importancia de la divulgación científica y la capacidad de la tecnología para conectar a las personas con el conocimiento.
La Ciudad de México, ubicada en una zona de alta actividad sísmica, cuenta con una extensa red de sismógrafos que monitorean constantemente los movimientos del suelo. Esta infraestructura no solo es crucial para la alerta temprana de terremotos, sino que también contribuye a la investigación científica y a la comprensión de otros fenómenos naturales, como el impresionante rayo registrado el sábado 9 de agosto. Este evento, más allá de la anécdota, nos recuerda la importancia de la observación, el análisis y la divulgación científica para comprender el mundo que nos rodea.
Fuente: El Heraldo de México