La historia de Kimberly "la más preciosa" y Óscar Barajas ha dado un nuevo giro, uno que resuena con la melancolía de un adiós definitivo. Tras una transmisión en vivo cargada de emotividad, la influencer confirmó entre lágrimas la ruptura de su matrimonio, un desenlace que, si bien se rumoreaba, impacta por la sinceridad desgarradora con la que Kimberly lo compartió con sus seguidores. "Sí me duele, hermanas", confesó, una frase que resonó en miles de corazones, reflejando la vulnerabilidad de una mujer que, pese a la fortaleza que proyecta, no escapa al dolor de una separación. La convivencia diaria, la intimidad compartida, los pequeños rituales que construyen una vida en pareja, todo eso se desvanece, dejando un vacío que solo el tiempo podrá sanar.

Kimberly, con la entereza que la caracteriza, enfatiza su necesidad de "ser chingona" y centrarse en su trabajo, buscando refugio en la actividad y la esperanza de un futuro mejor. Pide al universo que le envíe "todo lo bonito", una súplica que revela su deseo de dejar atrás la tormenta y encontrar la calma. Asegura que la decisión no fue precipitada, sino el resultado de una serie de desacuerdos y, sobre todo, de la sombra de la desconfianza. Relató cómo Óscar, influenciado por comentarios de terceros, la acusó de infidelidad, sin presentar pruebas que sustentaran tales afirmaciones. Este clima de incertidumbre erosionó los cimientos de la relación, llevando a Óscar a abandonar el hogar conyugal y buscar refugio en casa de su madre. Kimberly, con firmeza, niega las acusaciones, sosteniendo la verdad de su inocencia.

Este capítulo final tiene ecos de un pasado turbulento. Recordemos que en enero de 2025, la pareja ya había anunciado una separación, en medio de acusaciones de infidelidad, humillaciones y maltrato físico por parte de Óscar. En aquel entonces, la influencer se mantuvo firme en su postura, afirmando tener la "conciencia tranquila". La reconciliación llegó meses después, en junio de 2025, con la promesa de una relación abierta, basada en el respeto y la libertad individual. Un intento de reinventar el vínculo, de adaptarlo a las necesidades de cada uno. Sin embargo, este nuevo acuerdo no logró superar las heridas del pasado.

Óscar, por su parte, también se dirigió a sus seguidores en una transmisión en vivo. Con serenidad y una visible carga emocional, confirmó la separación, expresando su deseo de no ser un "impedimento" para el crecimiento personal y profesional de Kimberly. "Me retiro sinceramente de su lado porque ella tiene que crecer e irse para arriba", declaró, palabras que reflejan un amor que, si bien se transforma, no desaparece del todo. Le deseó felicidad y que encuentre a alguien que "la lleve a las estrellas", una despedida conmovedora que cierra un ciclo lleno de altibajos, de momentos de felicidad y de profundas desilusiones.

Ambos, Kimberly y Óscar, se embarcan ahora en un camino de sanación y crecimiento individual, dejando atrás la turbulencia de su relación y apostando por un futuro donde el respeto mutuo sea la base de cualquier nuevo encuentro. Una historia que nos recuerda la complejidad de las relaciones humanas y la importancia de priorizar el bienestar propio en el camino hacia la felicidad.