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10 de agosto de 2025 a las 05:05

Dermatóloga española alerta: Riesgos en la intimidad

La intimidad, un territorio inexplorado en materia de prevención. Solemos asociar la protección en las relaciones sexuales con el uso del preservativo, una herramienta fundamental, sin duda, pero que a menudo eclipsa la complejidad del panorama real. La Dra. Irene Fuertes, dermatóloga del Hospital Clínic de Barcelona, nos invita a repensar nuestras prácticas y a ampliar nuestra comprensión del concepto de "sexo seguro", un término que, según ella, se queda corto. ¿Por qué? Porque el riesgo no comienza con la penetración, sino mucho antes.

Desde el primer roce, desde la caricia más inocente, la posibilidad de contagio está presente. El VPH, el herpes, la sífilis… estas infecciones no esperan a la penetración para propagarse. Un simple contacto piel con piel en zonas afectadas puede ser suficiente para la transmisión. Imaginemos una caricia en un área con una lesión herpética imperceptible, o el roce de una zona genital con presencia de VPH. La barrera de protección que creemos tener se desvanece, dejándonos expuestos a un enemigo silencioso.

Y qué decir del sexo oral, una práctica a menudo relegada a un segundo plano en las conversaciones sobre prevención. La Dra. Fuertes nos recuerda que esta forma de intimidad también conlleva riesgos, incluso de transmisión del VIH, aunque la probabilidad disminuye considerablemente si la persona infectada tiene carga viral indetectable. Este dato, aunque alentador, no debe interpretarse como una licencia para la despreocupación. La prudencia y la información siguen siendo nuestras mejores aliadas.

La Dra. Fuertes insiste: “Hay que considerar como práctica de riesgo toda la relación sexual, no solo la penetración”. Y con penetración, no se refiere únicamente a la vaginal, sino también a la oral y la anal. Esta perspectiva integral es crucial para comprender la magnitud del desafío. No se trata de sembrar el miedo, sino de empoderarnos con el conocimiento.

La educación continua en salud sexual se convierte, entonces, en una herramienta indispensable. Debemos desterrar los mitos y las falsas creencias que nos hacen vulnerables. La idea de que ciertas prácticas son “seguras” por no implicar penetración es una peligrosa simplificación. El riesgo es un espectro, no un interruptor de encendido y apagado.

¿Qué podemos hacer entonces? El diálogo abierto y honesto con nuestras parejas es el primer paso. Hablar sobre nuestras historias sexuales, sobre nuestras preocupaciones y sobre las medidas de prevención que consideramos necesarias. Realizarnos pruebas periódicas para detectar posibles infecciones y, por supuesto, utilizar métodos de barrera como el preservativo, incluso en prácticas no penetrativas, siempre que sea posible. La salud sexual es una responsabilidad compartida, un compromiso con nosotros mismos y con quienes elegimos compartir nuestra intimidad. Informarnos, protegernos y hablar sin tapujos: ese es el verdadero significado de "sexo seguro".

Fuente: El Heraldo de México