Logo
NOTICIAS
play VIDEOS

Inicio > Noticias > Política

10 de agosto de 2025 a las 10:00

Deja de ser naco: Guía de estilo

La palabra "naco" ha recorrido un largo y sinuoso camino semántico. Originalmente, un insulto clasista dirigido a los pobres, hoy ha mutado, adquiriendo una connotación más compleja. Ya no se limita a señalar la pobreza económica, sino que apunta a la incongruencia, a la ostentación desmedida de quienes intentan aparentar un estatus que no les pertenece. Es la máscara del nuevo rico, del que ha ascendido socialmente, quizás con esfuerzo y mérito, pero que no puede ocultar sus orígenes, tropezando en las convenciones de la clase que aspira alcanzar. En este sentido, "naco" se convierte en un dardo envenenado contra la aspiración, contra la movilidad social. Una etiqueta que, en teoría, deberíamos rechazar.

Sin embargo, la llegada de la 4T ha revuelto las aguas. De pronto, este término, antes considerado peyorativo, ha encontrado un nuevo objetivo: la clase política. Y es que, ¿qué otra palabra describe mejor la obscena exhibición de riqueza de aquellos funcionarios que, con salarios públicos, se pavonean con ropa de diseñador, champañas y autos de lujo? ¿Cómo calificar el cinismo de quien, acusado de corrupción, saluda con besos ostentosos en cadena nacional? "Naco" parece encajar a la perfección, describiendo con precisión quirúrgica la vulgaridad del poder, la impunidad disfrazada de sofisticación.

Este nuevo uso de la palabra no pretende justificar el clasismo, sino denunciar la hipocresía. No se trata de atacar al que progresa, sino al que abusa, al que utiliza la política como herramienta de enriquecimiento personal. La "nacada" ya no es una cuestión de origen, sino de comportamiento, de una ética pública erosionada por la ambición desmedida. Es el descaro de quienes se creen intocables, destinados a perpetuarse en el poder, haciendo alarde de una riqueza inexplicable.

Es importante, sin embargo, no caer en la trampa de la victimización. Culpar al "clasismo" de las críticas es una estrategia para desviar la atención del problema real: la corrupción. Los hijos de la 4T, provenientes de una clase media con una vida digna, no representan a las masas hambrientas, sino a una nueva élite que ha sabido aprovechar el sistema para su beneficio personal. No son víctimas, sino ejemplos de cómo el poder puede corromper, de cómo las revoluciones pueden ser secuestradas por quienes buscan el enriquecimiento propio, dejando al país sumido en las consecuencias de su ambición.

El debate sobre la palabra "naco" trasciende, por tanto, el simple intercambio de insultos. Es un reflejo de las tensiones sociales, de la desigualdad, de la indignación ante la corrupción. Es un síntoma de un país en transformación, donde las viejas etiquetas se redefinen y los discursos se confrontan. Un país donde la palabra "naco", en su nueva acepción, se ha convertido en un grito de protesta, en una denuncia contra la impunidad y el abuso de poder.

Fuente: El Heraldo de México