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10 de agosto de 2025 a las 09:10

Baila sin parar, ¿pero y las soluciones?

La victoria de Osmar Olvera, consagrándose campeón mundial de clavados, debería ser motivo de celebración absoluta. Sin embargo, el trasfondo de su triunfo revela una preocupante realidad para los entrenadores deportivos en México, un sistema precario que se sostiene sobre becas, en lugar de salarios dignos y seguridad social. La valiente petición pública de Olvera y su entrenadora, Ma Jin, de un aumento salarial y seguro médico para la experimentada técnica china, ha puesto el dedo en la llaga de un problema sistémico.

Este escenario no es exclusivo de Ma Jin. Los entrenadores mexicanos, al igual que los atletas, viven en la incertidumbre de un sistema de becas que fluctúa al ritmo del rendimiento deportivo. Mientras los resultados acompañan, la beca se mantiene; si el rendimiento decae, la beca se ajusta a la baja. Un tabulador frío e impersonal define su sustento, sin importar la dedicación, experiencia y el impacto a largo plazo que tienen en la formación de atletas. Ni siquiera la gloria olímpica garantiza una beca vitalicia para los entrenadores, dejándolos a la deriva una vez que la euforia de las medallas se desvanece.

La situación de Ma Jin, contratada a través de un convenio anual entre México y China, es un ejemplo paradigmático de la precariedad laboral en el deporte nacional. China "presta" a sus entrenadores a México, conscientes de la falta de derechos laborales que les esperan. Este panorama se asemeja a las condiciones que históricamente han enfrentado los entrenadores mexicanos: una lucha constante por la estabilidad, obligados a complementar sus ingresos con otras actividades, buscando contratos en estados, universidades o incluso recurriendo a los premios económicos obtenidos por sus atletas.

Algunos logran "librarla", construyendo una red de ingresos que les permite acceder a la seguridad social. Pero la pregunta de fondo persiste: ¿es justo que quienes moldean a nuestros campeones vivan en esta constante incertidumbre? ¿No es momento de establecer una política pública que reconozca y dignifique la labor del entrenador deportivo?

La situación se agrava con prácticas cuestionables, como la de algunos entrenadores que, ante la falta de garantías, solicitan a sus propios atletas parte de sus ganancias. Un acto desesperado que refleja la profundidad del problema. El caso de Iván Bautista, entrenador de clavados con un historial de medallas olímpicas, ilustra la vulnerabilidad de los entrenadores ante las decisiones arbitrarias de las autoridades deportivas. La suspensión de su beca durante meses, a raíz de diferencias con Ana Guevara, es un recordatorio de la fragilidad de su situación.

La propia Ma Jin ha experimentado la presión de Guevara, quien la amenazó con terminar el convenio México-China si acompañaba a Osmar Olvera a competencias internacionales. Ante esta situación, Bautista y Jahir Ocampo, asistente de Ma Jin, dieron un paso al frente para apoyar a Olvera durante 2024, evitando que el joven clavadista quedara desamparado. Un acto de solidaridad que pone de manifiesto la importancia del trabajo en equipo y la necesidad de un entorno laboral estable y respetuoso. Rommel Pacheco, actual director de la CONADE, tiene la responsabilidad de abordar estas problemáticas y ofrecer soluciones concretas. La petición de Ma Jin, que incluso requirió la intervención de la entonces jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, para ser atendida, demuestra la urgencia de un cambio. El deporte mexicano necesita más que bailes y espectáculo; necesita un compromiso real con el bienestar de sus entrenadores, los arquitectos detrás de cada triunfo.

Fuente: El Heraldo de México