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9 de agosto de 2025 a las 23:10

Rescate Verde: Mil hectáreas para las barrancas de CDMX

La inmensa mancha urbana de la Ciudad de México, a menudo sofocada por el cemento y el asfalto, guarda en su interior tesoros naturales de vital importancia: sus barrancas. Estos pulmones verdes, que serpentean entre las colonias y esconden una biodiversidad sorprendente, han sido por demasiado tiempo víctimas del descuido y la contaminación. Pero un nuevo capítulo se abre en su historia con el ambicioso Plan Integral de Recuperación de Barrancas, una iniciativa que promete devolverles su esplendor y convertirlas en espacios de vida y recreación para todos los capitalinos.

Imaginen mil hectáreas rescatadas del olvido, un verdor exuberante que se extiende a lo largo de 26 barrancas, auténticos refugios para especies en peligro de extinción como el cacomixtle y el teporingo. Este es el panorama que el Gobierno de la Ciudad de México se ha propuesto alcanzar para 2030. No se trata solo de una promesa, sino de un compromiso firme que se materializa en acciones concretas: revegetación, control de descargas de aguas residuales, manejo integral de residuos y, sobre todo, la participación activa de la ciudadanía.

La Barranca de Tarango, en Álvaro Obregón, la más extensa de la ciudad con sus 267 hectáreas, se convierte en el símbolo de esta transformación. Su bosque templado, sus pastizales y la rica fauna que alberga, son un recordatorio del potencial que encierran estos ecosistemas. Y es precisamente desde este escenario natural que se ha lanzado un llamado enérgico: no se tolerarán más invasiones, ni más descargas contaminantes, ni más deforestación. Las barrancas, vitales para la salud de la ciudad, merecen respeto y cuidado.

El reto es enorme, las problemáticas acumuladas durante años son complejas. Las invasiones irregulares, la acumulación de basura y la pérdida de vegetación son solo algunas de las heridas que necesitan ser sanadas. Las recientes lluvias, como la que azotó la barranca del Río Mixcoac, han puesto en evidencia la fragilidad de estos ecosistemas y la urgencia de actuar. Pero la determinación es aún mayor.

La creación del Gabinete de Restauración de Ríos y Barrancas, integrado por diversas dependencias y autoridades locales, demuestra la seriedad del proyecto. Cada institución tiene una tarea específica, una responsabilidad compartida en esta titánica labor. Álvaro Obregón, Cuajimalpa, la Secretaría del Medio Ambiente, la Secretaría de Gestión Integral del Agua y la Secretaría de Obras y Servicios, trabajarán de manera coordinada para alcanzar las metas establecidas.

Pero la clave del éxito reside en la participación ciudadana. La creación de los "Guardianes de las Barrancas", vecinos capacitados e incentivados económicamente para vigilar y proteger estos espacios, es una apuesta innovadora. Ellos serán los ojos y los oídos en el terreno, los encargados de prevenir tiraderos clandestinos, denunciar invasiones y asegurar que el esfuerzo de limpieza y restauración se mantenga en el tiempo.

La limpieza del Río Mixcoac, con ocho kilómetros intervenidos en tan solo ocho días, es un ejemplo del ritmo acelerado que se pretende imprimir al proyecto. Y la ambiciosa propuesta de declarar parte de esta zona como Bosque Urbano, junto con la búsqueda de la certificación ambiental "Alcaldía Limpia", son muestra de la visión a largo plazo.

El acuerdo firmado entre el Gobierno capitalino y las cuatro alcaldías implicadas sella el compromiso de preservar estas áreas verdes, frenar las invasiones y contribuir a los compromisos internacionales en materia de cambio climático. Proteger las barrancas es proteger el aire que respiramos, el agua que bebemos y la biodiversidad que enriquece nuestra ciudad. Es un compromiso con el presente y con las futuras generaciones. Es, en definitiva, un compromiso con la vida.

Fuente: El Heraldo de México