
9 de agosto de 2025 a las 09:15
Mujerío: El amor a pie
Desde un símbolo de la opresión doméstica hasta un lienzo para la expresión artística, el humilde burro de planchar ha experimentado una metamorfosis radical en las manos de la pintora y escultora Clelia Ríos. Lo que comenzó como una reacción personal a la tediosa tarea del planchado se transformó en una exploración colectiva del rol de la mujer en la sociedad, y finalmente, en una celebración de la creatividad sin límites. Hace más de tres lustros, Ríos concibió la idea de intervenir estos objetos cotidianos, convirtiéndolos en lienzos tridimensionales. Su iniciativa, que inicialmente surgió como una forma de desahogo personal tras el fallecimiento de su esposo, se convirtió en el germen del proyecto "Mujerío".
Este colectivo, conformado en sus inicios por mujeres artistas de diversas disciplinas, se ha expandido a lo largo de los años para incluir también a hombres, enriqueciendo aún más la diversidad de perspectivas y enfoques artísticos. La exposición resultante, "El amor no anda en burro, de lo cotidiano a lo impredecible", ha recorrido un largo camino, con 28 montajes en diferentes espacios, y ahora se presenta por penúltima vez en la Casa de Tabasco en México Carlos Pellicer.
La muestra, que estará abierta al público hasta finales de septiembre, reúne obras de más de 70 artistas, incluyendo a la propia Clelia Ríos y su hija Clelia Hidari, así como a figuras reconocidas como Alejandra Zermeño, Blanca Charolet, Christa Klinckwort, Dorit Weil, Gabriela Sodi, Martha Chapa, entre otros. Cada pieza representa una interpretación única del burro de planchar, desde la denuncia social hasta la sensualidad, pasando por la reflexión personal y la protesta.
La riqueza de la exposición radica precisamente en la multiplicidad de lecturas que ofrece. Para algunas artistas, intervenir el burro de planchar simboliza la ruptura con las cadenas del trabajo doméstico tradicionalmente asignado a la mujer. Para otras, representa un espacio de introspección, un momento de conexión consigo mismas en medio del ajetreo cotidiano. Y para otras más, se convierte en un símbolo de empoderamiento, una herramienta para expresar sus ideas y emociones.
Lo que comenzó como un gesto individual se ha convertido en un diálogo artístico colectivo, una conversación en la que cada pieza aporta una nueva perspectiva sobre un objeto tan familiar como el burro de planchar. "El amor no anda en burro" no solo desafía las convenciones sociales, sino que también celebra la capacidad del arte para transformar lo cotidiano en extraordinario.
Es importante destacar el carácter autogestivo de este proyecto. Financiado por los propios artistas, y en particular por la incansable Clelia Ríos, "El amor no anda en burro" demuestra la fuerza de la voluntad creativa y la importancia de la colaboración en el mundo del arte. Tras su paso por la Casa de Tabasco, la exposición se trasladará al Centro Cultural Futurama, donde las obras serán finalmente devueltas a sus creadores. Pero el espíritu de "Mujerío" y la visión de Clelia Ríos seguirán vivos, ya que la artista se encuentra inmersa en la planificación de su próximo proyecto, "Al fondo a la derecha", una nueva aventura artística que promete seguir explorando las posibilidades de la escultura y la expresión creativa. Sin duda, una muestra del poder transformador del arte y su capacidad para dotar de nuevos significados a los objetos más comunes de nuestra vida.
Fuente: El Heraldo de México