
9 de agosto de 2025 a las 06:25
La verdad de Lilia: ¿inocente o culpable?
La tragedia de Fernandito, un niño de tan solo 5 años, ha conmocionado a la sociedad y ha puesto en evidencia, una vez más, las fallas del sistema que debería proteger a los más vulnerables. La historia, narrada con valentía por la abogada Fabiola Villa en una entrevista exclusiva para Heraldo Radio, nos revela un entramado de negligencias y un desgarrador relato de sufrimiento. Imaginen la desesperación de una madre que ve a su hijo arrebatado de sus brazos por una deuda irrisoria de mil pesos. Una deuda que, en manos de personas sin escrúpulos, se convirtió en una sentencia de muerte para el pequeño Fernandito.
La abogada Villa, contactada por la madre a través de una página de Facebook, describe la angustia de una mujer aterrorizada ante la posibilidad de que los responsables de la desaparición de su hijo queden impunes. Una angustia que la impulsó a actuar con celeridad, trasladándose inmediatamente para atender el caso. El relato de los hechos es escalofriante. Fernandito fue secuestrado el 28 de julio a plena luz del día, en la puerta de su casa. La amenaza era clara: si la madre no pagaba la deuda, no volvería a ver a su hijo. Desesperada, la madre buscó ayuda en las autoridades, pero se encontró con un muro de indiferencia y burocracia. Un periplo kafkiano la llevó de una oficina a otra, encontrándose con funcionarios que, en lugar de brindarle apoyo, la desviaron con evasivas y tecnicismos legales.
La abogada Villa denuncia la ineficacia y la falta de sensibilidad de las instituciones. “Filtros” que, en la práctica, se convierten en obstáculos insalvables para quienes buscan justicia. Policías que despachan a las víctimas con frases como “aquí no es” o “vete a la Fiscalía de los Reyes”, ministerios públicos que se declaran incompetentes y postergan la atención hasta el lunes siguiente. Una cadena de desidia que culminó en la tragedia. Mientras la madre de Fernandito peregrinaba de una oficina a otra, el niño, presuntamente, sufría maltrato y abandono en manos de sus captores. La versión ofrecida por una de las detenidas, Lilia “N”, es un intento burdo de justificar lo injustificable. Una caída accidental, repetida en varias ocasiones, que habría provocado la muerte del menor. Un relato que no solo resulta inverosímil, sino que además evidencia la frialdad y la falta de remordimiento de la acusada.
La detención de los tres presuntos responsables, Carlos “N”, Ana Lilia “N” y Lilia “N”, y la imposición de prisión preventiva justificada, representan un pequeño paso hacia la justicia. Sin embargo, la lucha no ha terminado. La abogada Villa y la madre de Fernandito se enfrentan a un largo proceso judicial en el que deberán demostrar la culpabilidad de los acusados y exigir que se aplique todo el peso de la ley. Este caso no solo debe servir para castigar a los culpables, sino también para impulsar una profunda reforma del sistema. Es necesario eliminar las barreras burocráticas que impiden el acceso a la justicia, capacitar a los funcionarios para que brinden una atención adecuada a las víctimas y, sobre todo, sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de proteger a los niños. La memoria de Fernandito debe ser un recordatorio constante de la necesidad de construir un país donde la justicia sea accesible para todos y donde ningún niño vuelva a ser víctima de la indiferencia y la violencia.
Fuente: El Heraldo de México