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9 de agosto de 2025 a las 09:10

Escapa de la regresión.

La sombra de una posible regresión autoritaria se cierne sobre México. Por primera vez en tres décadas, una reforma electoral se impulsa desde el poder sin la participación de la oposición, una situación inédita que despierta la preocupación de expertos y analistas políticos. Lorenzo Córdova, exconsejero presidente del INE, advierte sobre el peligro que representa esta iniciativa, comparándola con el fallido "Plan A" de López Obrador, que buscaba, según sus palabras, aniquilar al instituto. Se teme que esta nueva propuesta represente un retroceso en los avances democráticos alcanzados en los últimos años.

La preocupación se acentúa al considerar que la reforma estará a cargo de Pablo Gómez, en un proceso aparentemente cerrado al oficialismo, con mínima participación de la sociedad civil, el sector académico y la oposición. Este escenario plantea la posibilidad de un desmantelamiento de los pilares fundamentales de la democracia mexicana, como la representación plural en el Congreso, la equidad en la contienda electoral y, sobre todo, la autonomía, competencia y profesionalismo del INE. Se corre el riesgo, advierten algunos, de socavar las mismas bases que permitieron el ascenso de la 4T al poder.

La eliminación de los diputados plurinominales y la reducción del financiamiento a los partidos políticos, propuestas que generan resistencia incluso dentro del propio partido gobernante, se perfilan como los ejes centrales de esta reforma. La fragmentación interna de Morena, marcada por recientes escándalos y una dirigencia ansiosa por consolidar su autoridad, convierte esta reforma en una prueba de fuego que definirá el rumbo político del país hacia 2027 y sentará las bases para las elecciones de 2030.

Un elemento crucial, y a menudo ignorado, es la ausencia de la ciudadanía en todo este proceso. Al igual que en la reforma judicial, donde se simuló un diálogo para luego aprobarla sin modificaciones, se teme que la reforma electoral siga el mismo camino, dejando de lado la participación ciudadana, un componente esencial de una democracia sana y participativa. Este escenario, advierten los analistas, podría representar la antesala de la captura final de los contrapesos institucionales y el fin de la democracia participativa en México.

La pregunta que queda en el aire es si esta reforma generará la misma indignación que otros casos de controversia política, como los escándalos de viajes, vínculos delictivos o enriquecimiento ilícito dentro del partido oficialista. De no ser así, podríamos estar presenciando, según algunos expertos, una regresión democrática sin precedentes, una situación que incluso el PRI, en su época de mayor control político, habría envidiado. El futuro de la democracia mexicana se encuentra en juego, y la respuesta de la sociedad civil será determinante en los próximos meses. Es fundamental, señalan voces críticas, que la ciudadanía se mantenga informada y participe activamente en la defensa de las instituciones democráticas.

Fuente: El Heraldo de México