La conmoción se apodera de Río Cuarto. Un nuevo manto de tragedia cubre la ciudad cordobesa tras el hallazgo del cuerpo sin vida de Aaron Benjamín Alaniz, un joven de tan solo 14 años, en su propio hogar. La medianoche del miércoles se tiñó de horror en una vivienda ubicada en la calle Ponce al 1000, en el barrio Obrero, cuando la madre del adolescente, María Juárez de 47 años, alertó a su pareja sobre la terrible escena: su hijo yacía inerte, sin signos vitales.

La noticia, como un reguero de pólvora, corrió rápidamente por los rincones de la ciudad, sembrando la incertidumbre y el dolor. El fiscal Pablo Jávega, a cargo de la investigación, confirmó a los medios de comunicación que se están explorando dos posibles líneas de investigación: un eventual conflicto entre madre e hijo que culminó en el fatal desenlace, o la existencia de una patología de base que podría haber impulsado a la madre a cometer este acto atroz.

La Fiscalía de Fuero Múltiple N°1 de Río Cuarto ha ordenado la realización de pericias psiquiátricas a María Juárez para determinar su estado de salud mental. Esta evaluación será crucial para definir su responsabilidad penal en los hechos. La hipótesis de un brote psicótico, que habría derivado en el apuñalamiento del joven, no se descarta por parte de los investigadores.

Mientras la justicia intenta reconstruir los hechos y desentrañar los motivos que llevaron a esta tragedia, la comunidad de Río Cuarto se encuentra sumida en la angustia y la desesperación. El dolor por la pérdida de una vida tan joven se entremezcla con la indignación y la creciente preocupación por la seguridad en la ciudad. Dos homicidios en un solo día han teñido de sangre las calles, despertando el clamor de los vecinos que exigen respuestas y acciones concretas por parte de las autoridades.

Las redes sociales se han convertido en un hervidero de mensajes de condolencia, pero también de reclamos dirigidos al intendente y a las fuerzas de seguridad. "¿Hasta cuándo tenemos que aguantar esto, señor intendente?", "¿Hace falta otra marcha para que reaccionen?", son algunas de las preguntas que resuenan con fuerza en el ciberespacio, reflejando la impotencia y la frustración de una comunidad que se siente vulnerable e indefensa ante la escalada de violencia.

La imagen de Aaron Benjamín, un niño que apenas comenzaba a transitar la adolescencia, se ha convertido en un símbolo de la tragedia que sacude a Río Cuarto. Su partida prematura deja un vacío imposible de llenar y un interrogante que clama por justicia. La ciudad llora su pérdida y exige respuestas que, hasta el momento, parecen esquivas. El jueves, mientras sus restos eran velados en una sala de la calle Hipólito Irigoyen, la comunidad se unía en un abrazo de dolor, esperando que la verdad ilumine este oscuro episodio y que la justicia se encargue de esclarecer las circunstancias que rodearon la muerte de Aaron.