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8 de agosto de 2025 a las 09:30

Protege tu voto

El anhelo de una reforma electoral genuinamente popular, que emane de las necesidades y convicciones ciudadanas, ha dejado de ser una utopía. La creación de la Comisión Presidencial para la Reforma Electoral inaugura una era de participación ciudadana sin precedentes, donde la voz del pueblo se convierte en el arquitecto de su propio sistema democrático. La transparencia es el pilar fundamental de este proceso, alejado de las negociaciones opacas y los acuerdos a espaldas de la nación. Como lo ha expresado la presidenta Claudia Sheinbaum, se trata de construir un sistema electoral incluyente, representativo e inspirador, donde cada ciudadano se sienta convocado a participar activamente.

Durante décadas, se nos impuso la narrativa de que las reglas del juego democrático eran dominio exclusivo de una élite de "expertos". Sin embargo, tras esa fachada de supuesta imparcialidad, se ocultaban intereses partidistas y económicos. Figuras como Luis Carlos Ugalde, implicado en el controvertido proceso electoral de 2006, o Lorenzo Córdova, consejero de la élite y promotor del desánimo ciudadano, son ejemplos de cómo se instrumentalizó el sistema electoral en beneficio de unos cuantos. Hoy, Córdova reaparece en medios de comunicación con comentarios racistas y discriminatorios, revelando la verdadera naturaleza de su pensamiento.

El nuevo horizonte que se vislumbra contrasta radicalmente con el pasado. Se busca un análisis colectivo del sistema electoral, un debate nacional que repiense el modelo de partidos y proponga un diseño centrado en el pueblo, no en las élites, los apellidos de alcurnia ni los mecanismos de exclusión que han entorpecido la democracia. El objetivo es una democracia donde las mayorías definan las prioridades y la igualdad sea el fundamento de la construcción colectiva.

Aunque todavía no existe un borrador de reforma, preguntas cruciales resuenan en el debate público: ¿Es justificable que los partidos políticos reciban más de 7 mil millones de pesos? ¿Cómo podrían utilizarse esos recursos para beneficio de la población? Programas de salud casa por casa, como el impulsado por el gobierno federal con apenas 5 mil millones, son una alternativa viable. No se trata de eliminar a los partidos, sino de recordarles su compromiso con el pueblo, exigirles austeridad, responsabilidad en el gasto público y que la justicia social sea su prioridad.

Más importante que la eliminación de las plurinominales es que quienes ocupan un escaño en el Congreso conecten con la realidad del territorio, escuchen las demandas ciudadanas y comprendan que rinden cuentas al pueblo, no a los líderes partidistas. Figuras como Alito Moreno, del PRI, o Marko Cortés, del PAN, que se asignan plurinominales sin haber caminado las calles ni tocado una sola puerta, representan lo que se debe erradicar.

Si bien estos temas son relevantes, hay una pregunta fundamental: ¿Cómo construir un sistema electoral verdaderamente representativo que inspire la participación ciudadana? Que el voto no sea un trámite burocrático, sino una decisión llena de esperanza y convicción.

Este proceso trasciende los límites de una comisión o un partido político. Pertenece a todos los que, a pesar de las fallas del sistema, seguimos creyendo en la democracia. Es momento de que la democracia nos devuelva la confianza, el entusiasmo, las ganas de participar.

Morena ha anunciado la creación de una comisión de seguimiento de este proceso y convoca a los demás partidos, tanto aliados como opositores, a hacer lo mismo, a consultar a sus militantes y a impulsar la construcción de una reforma popular y plural. Esperamos que acepten la invitación.

En este espacio cabemos todos. Juntos construiremos un sistema electoral que sea un derecho, no un privilegio, una herramienta para transformar la vida de la gente. Porque la democracia nos pertenece.

Fuente: El Heraldo de México