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8 de agosto de 2025 a las 06:10

Oaxaca: Cultura, no comercio.

La indignación retumba en Oaxaca. No es para menos. La acusación de apropiación cultural lanzada contra Adidas México y el diseñador Willy Chavarría por el uso del diseño de los huaraches de Yalalag en su modelo “Oaxaca Slip On” ha encendido la mecha de un debate crucial sobre el respeto a la identidad cultural y los derechos de los pueblos originarios. El gobernador Salomón Jara Cruz, con la firmeza que exige la situación, ha demandado la suspensión inmediata de la comercialización de este calzado y el reconocimiento público del origen del diseño. No se trata solo de un par de zapatos, sino de la herencia ancestral de una comunidad, una historia tejida a mano, hilo a hilo, generación tras generación.

La voz de Oaxaca se alza con fuerza. El secretario de Cultura, Flavio Sosa, ha respaldado públicamente la inconformidad de los artesanos, quienes ven en este acto una profunda ofensa a su identidad. Sus palabras resuenan como un eco en las montañas oaxaqueñas: "No puede seguir sucediendo". Es un llamado a la reflexión, una alerta ante la recurrente apropiación de los diseños y la riqueza cultural de los pueblos originarios por parte de grandes corporativos. ¿Acaso el valor de la tradición se mide en términos económicos? ¿Es lícito lucrar con la herencia cultural de un pueblo sin su consentimiento?

La historia de Oaxaca, rica en matices y profundamente arraigada a sus 16 pueblos indígenas y al pueblo afromexicano, no puede ser reducida a un simple producto de consumo. La elaboración de los huaraches, una tradición que antecede la llegada de los españoles, es un testimonio vivo de la resistencia cultural, una expresión tangible de la cosmovisión de un pueblo. No se trata de una simple transacción comercial, sino del respeto a una forma de vida, a una identidad forjada a lo largo de siglos.

Las demandas son claras y contundentes: cese inmediato de la comercialización, disculpa pública, diálogo directo entre la empresa, la comunidad y el gobierno, y reparación del daño. No buscan acuerdos comerciales, sino el reconocimiento de su derecho a la autodeterminación, a la protección de su patrimonio cultural. Exigen que Adidas escuche, que comprenda el alcance de su acción y que asuma la responsabilidad que le corresponde.

El silencio de Adidas hasta el momento es ensordecedor. La falta de comunicación con las autoridades y la comunidad afectada agrava la situación. El gobierno de Oaxaca, vigilante y comprometido, dará seguimiento al caso y buscará sentar un precedente que frene la explotación indebida de los bienes culturales. Este no es un caso aislado, sino un síntoma de una problemática mayor que exige una respuesta contundente. La lucha por la protección del patrimonio cultural de Oaxaca es una lucha por la dignidad y el respeto a la diversidad cultural de México. El mundo observa, esperando una respuesta justa y equitativa. ¿Estará Adidas a la altura del desafío?

Fuente: El Heraldo de México