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8 de agosto de 2025 a las 23:50

Justicia para Génesis: La verdad tras su asesinato

La conmoción se extiende como una sombra oscura sobre Yaracuy. La desaparición de Génesis Gabriela Medina Puertas, una joven llena de vida con apenas 23 años, mantenía en vilo a una comunidad entera. Dos días de angustia que culminaron en el horror más profundo: el hallazgo de su cuerpo sin vida. Y lo que parecía una tragedia inexplicable, pronto reveló un trasfondo aún más aterrador: un feminicidio motivado por la negativa de Génesis a interrumpir su embarazo. La noticia ha golpeado con la fuerza de un mazazo en el corazón de la sociedad venezolana, despertando una ola de indignación que exige justicia y un freno definitivo a la violencia de género.

Las piezas del rompecabezas de esta tragedia comenzaron a encajar con la revisión de las cámaras de seguridad. La última imagen de Génesis con vida la mostraba subiendo a una camioneta pick-up conducida por su pareja, George Kelvin Rangel Padilla. Esta prueba, crucial para el avance de la investigación, desencadenó una serie de eventos que condujeron a la detención de Rangel y, posteriormente, a la de su hermano, Keiwart Rangel. Las versiones contradictorias y evasivas de ambos hermanos solo alimentaron las sospechas. El hallazgo del celular de Génesis en posesión de Keiwart terminó por desmoronar la débil coartada de los hermanos, quienes finalmente confesaron su crimen y revelaron la ubicación del cuerpo de la joven.

El Fiscal General de la República, Tarek William Saab, ha reconstruido los hechos con escalofriante detalle: los hermanos Rangel citaron a Génesis con la intención de obligarla a ingerir píldoras abortivas. Ante la negativa de la joven, la amordazaron y la asfixiaron hasta la muerte. Luego, en un intento desesperado por ocultar su atrocidad, trasladaron su cuerpo a una hacienda en el sector de Los Samanes, donde lo sepultaron. La crueldad del acto y la premeditación del mismo han conmocionado a la opinión pública, que clama por el castigo ejemplar de los responsables.

La imputación de los hermanos Rangel por el delito de feminicidio agravado y su permanencia en prisión preventiva son los primeros pasos en el camino hacia la justicia. Sin embargo, la sociedad venezolana exige más. Familiares, amigos y ciudadanos de a pie se han unido en un clamor unánime: no solo se trata de castigar a los culpables de este crimen atroz, sino de erradicar la violencia de género que sigue segando vidas en el país. Se exige un endurecimiento de las penas para este tipo de delitos y una mayor protección para las mujeres que se enfrentan a la coacción y la violencia.

La indignación se ha visto amplificada por el hecho de que George Kelvin Rangel Padilla era un funcionario activo del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC), el principal organismo de investigación penal del país. Este hecho ha generado interrogantes y ha sembrado dudas sobre la posible implicación de otros funcionarios en el encubrimiento del crimen. La similitud entre la camioneta de Rangel y las utilizadas por el CICPC en el levantamiento del cadáver ha alimentado las especulaciones en redes sociales, exigiendo una investigación exhaustiva y transparente que descarte cualquier tipo de irregularidad y garantice la imparcialidad del proceso.

El caso de Génesis Medina ha trascendido las fronteras de un simple suceso policial. Se ha convertido en un símbolo de la lucha contra la violencia de género en Venezuela. Su nombre se une a la larga lista de mujeres que han perdido la vida a manos de la violencia machista. Su memoria se convierte en un llamado a la acción, una exigencia de justicia y un recordatorio de la urgente necesidad de construir una sociedad donde las mujeres puedan vivir libres del miedo y la violencia. El clamor de justicia por Génesis resuena en las calles, en las redes sociales y en la conciencia de un país que se niega a normalizar la barbarie.

Fuente: El Heraldo de México