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8 de agosto de 2025 a las 09:15

Impulsa tu desarrollo real

Un soplo de aire fresco recorre México. La reciente ENIGH 2024 nos muestra un panorama alentador: la pobreza disminuye, los ingresos aumentan y la desigualdad, aunque persistente, da señales de ceder. Diez millones de mexicanos han escapado de las garras de la pobreza en los últimos dos años. Imaginen las historias detrás de estas cifras: familias que pueden poner un plato más en la mesa, niños que acceden a mejores oportunidades, jóvenes que vislumbran un futuro más prometedor. Es un logro que merece ser reconocido, un testimonio de la resiliencia y el trabajo duro de millones de personas. El incremento del 10% en el ingreso promedio trimestral por hogar, impulsado por un aumento del 10.5% en los ingresos laborales, inyecta dinamismo a la economía y ofrece un respiro a las familias mexicanas. Si bien la brecha entre ricos y pobres sigue siendo profunda, la reducción, aunque modesta, nos indica que vamos en la dirección correcta.

Sin embargo, no podemos caer en la complacencia. Detrás de estas cifras alentadoras, se esconde una realidad preocupante. La estrategia actual, centrada en transferencias directas, es como un analgésico que calma el dolor, pero no cura la enfermedad. Mientras celebramos la reducción de la pobreza monetaria, estamos descuidando los pilares fundamentales del desarrollo a largo plazo: la educación, la salud y la movilidad social.

Es una paradoja cruel: millones salen de la pobreza, pero al mismo tiempo, millones pierden acceso a servicios de salud y se enfrentan a un rezago educativo cada vez mayor. ¿De qué sirve un aumento en el ingreso si no se puede acceder a una atención médica digna o si las oportunidades educativas se desvanecen? La inversión en capital humano, en el futuro de nuestros niños y jóvenes, no puede ser sacrificada en aras de resultados inmediatos.

La educación, motor de cualquier sociedad, sufre recortes y cambios de modelo que ponen en riesgo su calidad y accesibilidad. La salud pública, garante del bienestar de todos, se enfrenta a un desabasto crónico de medicamentos y una infraestructura deteriorada. Estos son problemas estructurales que requieren soluciones de fondo, no parches temporales.

La movilidad social, ese sueño de una vida mejor, permanece estancada. La mitad de quienes nacen en la pobreza, están condenados a permanecer en ella. Este dato, especialmente alarmante en el sur del país, nos habla de una desigualdad arraigada, de un sistema que perpetúa las diferencias y limita las oportunidades.

El camino hacia un futuro próspero no se construye únicamente con transferencias monetarias. Necesitamos una visión integral que priorice la inversión en educación, salud e infraestructura. Necesitamos políticas públicas que promuevan la igualdad de oportunidades y rompan el ciclo de la pobreza. Necesitamos un compromiso real con el desarrollo humano, con la construcción de un México donde todos, sin importar su origen, tengan la posibilidad de alcanzar su pleno potencial.

La ENIGH 2024 nos ofrece una oportunidad para reflexionar, para replantear nuestras estrategias y construir un futuro más justo y sostenible. El reto es enorme, pero la recompensa, un México próspero e inclusivo, vale la pena. No nos conformemos con aliviar la pobreza, trabajemos para erradicarla de raíz.

Fuente: El Heraldo de México