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8 de agosto de 2025 a las 12:35

Huaraches bajo fuego: ¿copia descarada?

La industria de la moda, una vez más, se encuentra en el ojo del huracán. La reciente presentación del modelo “Oaxaca Slip On” por parte de Adidas y el diseñador Willy Chavarría ha desatado una oleada de críticas y acusaciones de apropiación cultural, poniendo sobre la mesa la delicada y a menudo compleja relación entre la inspiración creativa y el respeto a la herencia cultural de las comunidades indígenas. El diseño del calzado, según las autoridades mexicanas, reproduce sin autorización los patrones tradicionales de los huaraches de Villa Hidalgo Yalálag, una comunidad zapoteca en Oaxaca reconocida por su maestría en la elaboración de este calzado artesanal. Este acto, lejos de ser un homenaje, se percibe como un aprovechamiento comercial que vulnera los derechos colectivos de los artesanos y pone en riesgo la preservación de su patrimonio cultural.

La Secretaría de Cultura, a través de la voz de Claudia Curiel, ha expresado su firme rechazo a estas prácticas que, más allá del impacto económico, representan una profunda herida a la identidad y memoria histórica de las comunidades originarias. La apropiación cultural, en este contexto, no se limita a la copia de un diseño, sino que implica la descontextualización y mercantilización de un símbolo cultural cargado de significado y tradición, despojándolo de su valor intrínseco y reduciéndolo a una simple tendencia de moda. Es una forma de invisibilizar el trabajo y la historia de quienes han preservado estos conocimientos ancestrales a lo largo de generaciones.

El Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) no se ha quedado de brazos cruzados. En un comunicado contundente, ha condenado enérgicamente esta apropiación indebida y anunciado la puesta en marcha de acciones legales para proteger los derechos de la comunidad de Villa Hidalgo Yalálag. Amparados en la Constitución mexicana, que reconoce a los pueblos indígenas como sujetos de derecho público con propiedad jurídica y cultural propias, el INPI busca sentar un precedente y frenar este tipo de prácticas que, lamentablemente, se repiten con preocupante frecuencia. La defensa del patrimonio cultural indígena no es solo una obligación del Estado, sino una responsabilidad compartida por toda la sociedad.

El silencio de Adidas y Willy Chavarría ante la polémica resulta aún más inquietante. La falta de una respuesta oficial, de un reconocimiento del error y de un compromiso para enmendar la situación, agrava la ofensa y alimenta la percepción de una industria de la moda que, en ocasiones, prioriza el beneficio económico por encima del respeto a la diversidad cultural. La expectativa por una declaración oficial crece cada día, mientras las redes sociales se inundan de comentarios y debates sobre la ética en la industria de la moda y la necesidad de proteger la riqueza cultural de México. ¿Será este caso un punto de inflexión que obligue a las marcas a repensar sus prácticas y a valorar la importancia de la colaboración y el respeto mutuo con las comunidades originarias? El tiempo lo dirá. Mientras tanto, la comunidad de Villa Hidalgo Yalálag, con el apoyo de las instituciones mexicanas, continúa su lucha por la defensa de su patrimonio cultural, un legado invaluable que merece ser protegido y valorado.

Fuente: El Heraldo de México