
Inicio > Noticias > Entretenimiento
8 de agosto de 2025 a las 04:35
El Regreso de Luis Font: Rescatado en México
La historia de Luis Font, el chico que conquistó escenarios internacionales con el extravagante grupo Locomía, es un testimonio conmovedor de resiliencia y superación. Desde la efervescencia de Ibiza en los 80, donde junto a su hermano Xavier y otros talentos dieron vida a un estilo pop-andrógino que revolucionó la escena musical, hasta las desoladas calles de Madrid, donde la depresión lo llevó a la indigencia, su vida ha sido una montaña rusa de emociones.
Imaginen la escena: un joven de apenas 16 años, inmerso en un mundo de plumas, abanicos gigantes y hombreras imposibles, viviendo un sueño que para muchos sería inalcanzable. El éxito, la fama, la adrenalina de los escenarios… un cóctel embriagador que, sin embargo, ocultaba una profunda crisis interna. La separación de sus padres, la creciente tensión con su hermano y la presión del mundo del espectáculo fueron resquebrajando su alma poco a poco, hasta que en 1997 decidió abandonar Locomía.
Lo que siguió fue una caída en picada. La depresión lo consumió, llevándolo a las calles de Madrid, donde durante más de un año y medio vivió sin hogar, durmiendo en parques y cantando en el metro para sobrevivir. El micrófono portátil, la pequeña bocina y, a veces, el icónico abanico blanco, se convirtieron en sus únicas herramientas para subsistir. Lejos de los focos y la ovación del público, su voz resonaba en los fríos túneles del metro, no buscando la fama, sino un plato de comida.
El silencio de su familia, la ausencia de un apoyo, agudizaron su soledad. En ese abismo de desesperanza, una familia mexicana le tendió la mano, un gesto de humanidad que cambiaría su destino. En Morelia, Michoacán, encontró no solo un techo y alimento, sino la calidez humana que tanto anhelaba. Este acto de generosidad fue el catalizador de su renacimiento. Poco a poco, Luis comenzó a sanar sus heridas, a reconstruirse desde las cenizas.
Hoy, lejos de los excesos del pasado, Luis Font vive una vida tranquila en Morelia, agradecido por la segunda oportunidad que le ha brindado la vida. A pesar de las dificultades, de no recibir regalías por su trabajo en Locomía y de la fracturada relación con su hermano Xavier, Luis se mantiene firme en su deseo de seguir creando música. Con un EP casi listo, busca la colaboración de productores que le ayuden a materializar su sueño.
Su historia es un llamado a la empatía, a la solidaridad, a la importancia de tender la mano a quien lo necesita. Es un recordatorio de que detrás de la fachada de éxito y glamour, pueden esconderse profundas luchas internas. Es una invitación a valorar la verdadera riqueza, la que se encuentra en la bondad, la generosidad y la capacidad de reinventarse. Luis Font, el chico que bailó con abanicos gigantes, hoy nos enseña que la verdadera fuerza reside en la capacidad de levantarse después de la caída, de encontrar la luz en medio de la oscuridad. ¿Quién se anima a acompañarlo en su nuevo vuelo musical?
Fuente: El Heraldo de México