
8 de agosto de 2025 a las 09:15
El Furor Divino: Israel
La liberación de Israel Vallarta ha desatado una cascada de preguntas que, como fichas de dominó, derriban las frágiles certezas construidas durante años. Su discurso, sereno y sin atisbos de rencor, contrasta con la turbulencia del caso que lo mantuvo cautivo por casi dos décadas. Vallarta habla de paz, de familia, de recuperar el tiempo perdido, pero también de la amenaza latente, personificada en los rostros familiares de quienes presenciaron su salida de prisión, un recordatorio mudo de un pasado que se niega a desaparecer. El humor negro con el que Vallarta se refiere a su propio secuestro nos revela la profunda huella del trauma, una estrategia de supervivencia ante el dolor insoportable. Su reclamo a Loret de Mola, exigiendo una explicación no solo para él, sino para todo México, resuena con la indignación de quienes hemos seguido este caso con atención, exigiendo transparencia y justicia. La mención a Cárdenas Palomino, con esas miradas cargadas de significado pero sin palabras, añade otra capa de misterio a esta historia.
La incertidumbre se agudiza con la incógnita del paradero de Cárdenas Palomino. Su ausencia del centro penitenciario donde debería estar, a pesar de la negación judicial a su traslado, genera una inquietante sensación de impunidad. La respuesta de la Presidenta, prometiendo una pronta aclaración por parte de la Fiscalía, deja en el aire la promesa de una verdad que aún se nos escapa.
El timing de la liberación de Vallarta, coincidiendo con la misma argumentación utilizada en el caso Cassez –la falta de pruebas suficientes–, despierta sospechas. La hipótesis de Francisco Cruz, apuntando a la pérdida de protección del Poder Judicial para los perpetradores del montaje, abre la puerta a un escenario aún más turbio, un cochinero de proporciones inimaginables si se revisara el expediente a fondo.
La relación entre Vallarta y Margolis, el exagente del Mossad, sigue siendo un enigma crucial. ¿Cuál fue la naturaleza exacta de su vínculo? La versión de Héctor de Mauleón, sobre el auto y el celular proporcionados por la empresa de Margolis a Vallarta el mismo día de su presentación, añade otra pieza al rompecabezas. Y la sombra de los hermanos Rueda, secuestradores implicados en el montaje, que desaparecieron del mapa tras su “contribución”, plantea interrogantes sobre su posible participación y protección.
La insistencia de Vallarta en la teoría de la venganza nos deja con un abanico de posibilidades. Desde la hipótesis del consejo a Sebastián Cassez, pasando por la posible implicación de Vallarta en las actividades de Margolis como negociador o incluso organizador de secuestros, hasta la intrigante posibilidad de un triángulo amoroso, basada en la segunda declaración de Vallarta sobre su relación con el empresario. Y, por supuesto, la puerta queda abierta a otras razones, aún ocultas en las sombras de este complejo caso.
La revocación de la visa a Margolis por parte de Estados Unidos, en el marco de una investigación por lavado de dinero, añade un nuevo giro a la trama. ¿Qué implicaciones tiene este hecho en el caso Vallarta? ¿Se desentrañará finalmente la verdad tras años de manipulación, mentiras y oscuridad? El tiempo, y la insistencia en la búsqueda de la justicia, tendrán la última palabra.
Fuente: El Heraldo de México