Logo
NOTICIAS
play VIDEOS

Inicio > Noticias > Política

8 de agosto de 2025 a las 09:15

¡Basta!

El tablero político mexicano se encuentra en un momento de efervescencia. La Presidenta, figura central en el proyecto de la llamada Cuarta Transformación, consolida su poder y comienza a trazar su propio camino, aunque con la innegable sombra del líder que la precedió. Su trayectoria, desde la militancia de izquierda en el PRD hasta la fundación de Morena, la ha forjado como una figura clave, capaz de mantener la unidad del partido y garantizar la continuidad del proyecto político. Recordemos cómo, durante la contienda interna, ninguna de las “corcholatas” lograba igualar su perfil. Ella, la científica, la Jefa de Gobierno, la persona de mayor confianza del líder, era la única que garantizaba no desviarse del guión establecido. Un análisis retrospectivo nos permite afirmar que la elección fue acertada. Imaginemos el escenario con cualquiera de los otros aspirantes: la fractura del partido guinda habría sido inevitable. Hoy, a casi un año de su toma de protesta, la mayoría de los morenistas coinciden: ella fue la mejor opción. La historia de México está plagada de presidentes que, ilusamente, creyeron poder controlar a sus sucesores, designando a amigos o socios con la esperanza de mantener el poder tras bambalinas. El resultado, casi siempre, fue la traición. Esta transición, sin embargo, se perfila diferente. No se vislumbra una puñalada por la espalda, sino una continuidad respetuosa, un reconocimiento constante al legado del predecesor.

Sin embargo, la influencia del anterior mandatario aún se percibe en la conformación de las cámaras federales y el gabinete. Pero la Presidenta tiene ahora la pluma en la mano. Ella decide las listas, ella tiene la facultad constitucional de remover y nombrar. Si bien la negociación, las sugerencias y las recomendaciones formarán parte del proceso, la decisión final sobre los aspirantes a las diputaciones federales y locales recaerá exclusivamente en ella.

El gran reto que se avecina es mantener la mayoría calificada en la Cámara Baja. Morena y sus aliados se juegan el todo por el todo para que la LXVII Legislatura les permita impulsar los cambios constitucionales que consideran necesarios y, sobre todo, mantener el control del poder legislativo. Perder San Lázaro sería catastrófico, un verdadero "final" para el proyecto. La orden desde Palacio Nacional es clara: la mayoría calificada es innegociable.

Para alcanzar este objetivo, se anticipan cambios estratégicos en el gabinete. La Presidenta deberá definir las 17 candidaturas a las gubernaturas, buscando un equilibrio entre hombres y mujeres, y, crucialmente, redactará personalmente las listas de las diputaciones federales y locales. Se espera, por lo tanto, un inminente golpe de autoridad, un manotazo en la mesa que deje clara su posición y su determinación.

Finalmente, en relación a las reacciones generadas por las 17 entregas de la #Ruta2027, es importante aclarar que este análisis es una interpretación personal, una opinión basada en los datos presentados por QM Estudios de Opinión. Cualquier reclamo o cuestionamiento sobre la información debe dirigirse directamente a la fuente original. La realidad, como siempre, es la mejor consejera.

Fuente: El Heraldo de México