El "Bora" Milutinović, un estratega con la mirada puesta en el futuro, pero con el corazón anclado en la gloria del pasado, nos invita a reflexionar sobre el camino de la selección mexicana hacia el Mundial 2026. No se trata, según el experimentado técnico, de obsesionarse con el tan ansiado "quinto partido", ese fantasma que ha rondado al fútbol mexicano por décadas. Milutinović, con la sabiduría que le otorgan los años y la experiencia de haber dirigido al Tri en un Mundial en casa, nos recuerda que la verdadera ambición debe ser el campeonato, nada menos. Con la misma precisión con la que un ajedrecista mueve sus piezas, el serbio desgrana su análisis: la mentalidad debe ser la de un campeón, la preparación debe ser meticulosa y la atención al detalle, fundamental.

"Cada juego es un mundo", afirma con convicción, restándole importancia a las comparaciones con la actualidad y elogiando la mayor cantidad de jugadores mexicanos que militan en ligas extranjeras. Este hecho, según Milutinović, representa un avance significativo, una inyección de experiencia y competitividad que debe ser aprovechada al máximo. No se trata de juzgar el proceso únicamente por los resultados inmediatos, sino de valorar el crecimiento y la evolución del equipo.

La memoria del "Bora" nos transporta a 1986, a la vibrante despedida de la afición regia tras la eliminación ante Alemania. Una imagen que, a pesar de la derrota, le dibuja una sonrisa en el rostro. Ese fervor, esa conexión entre el equipo y la afición, es la llama que Milutinović anhela reavivar en el próximo Mundial. Es el combustible que puede impulsar al Tri hacia la grandeza.

El fútbol, ese complejo tablero donde las estrategias se tejen y destejen, requiere, en palabras del serbio, de la astucia de un gran maestro. Un entrenador capaz de anticipar los movimientos del rival, de encontrar las piezas clave – los peones y los alfiles – y de ejecutar la jugada maestra en el momento preciso. La visión de Milutinović es clara: México no debe conformarse con menos que la victoria. No se trata de alcanzar una etapa específica del torneo, sino de aspirar a lo máximo, de jugar con la convicción de un campeón y de escribir una nueva página dorada en la historia del fútbol mexicano. El Mundial 2026, en casa, es la oportunidad perfecta para demostrar que el sueño del campeonato no es una utopía, sino una posibilidad real. Y para ello, se necesita la misma pasión, entrega y visión estratégica que el "Bora" Milutinović siempre ha demostrado. El desafío está planteado, la cuenta regresiva ha comenzado y el mundo espera testigo de la respuesta de México.