
8 de agosto de 2025 a las 18:00
Abuelitos vs. Paracaidistas: ¡Vecinos al rescate!
La indignación se palpa en el aire. Un video, crudo y directo, ha recorrido las redes sociales como la pólvora, mostrando la exasperación de una comunidad harta. Vecinos unidos, con la fuerza de la desesperación, derriban la puerta de un departamento en Argentina. No se trata de un simple allanamiento, sino de la respuesta visceral a una injusticia que clama al cielo: un grupo de "okupas" se había apoderado de la vivienda de una pareja de ancianos, de 86 y 81 años, aprovechándose de su vulnerabilidad. Las imágenes, impactantes, muestran la rabia contenida, los golpes contra la puerta, los gritos de auxilio y la posterior expulsión de los intrusos. Un acto de justicia por mano propia, dicen algunos, un reflejo de la impotencia ante la inacción de las autoridades, argumentan otros. Lo cierto es que la escena pone de manifiesto una problemática mucho más profunda: la crisis habitacional que azota a Argentina.
Este caso, lejos de ser aislado, se suma a una larga lista de situaciones similares que se repiten a lo largo y ancho del país. La dificultad para acceder a una vivienda digna se ha convertido en un fantasma que acecha a miles de argentinos, especialmente a los sectores más vulnerables. Trabajadores que, a pesar de su esfuerzo diario, ven cómo el sueño de la casa propia se aleja cada vez más, convirtiéndose en una utopía inalcanzable. Según datos alarmantes, una persona que percibe un salario mínimo en Buenos Aires necesitaría 85 años de trabajo – una vida entera y más – para comprar una vivienda de tan solo 100 metros cuadrados. Una cifra que golpea con crudeza y que deja al descubierto la magnitud del problema.
Si bien se ha registrado una leve mejora con respecto a años anteriores, donde se necesitaban 129 años de salario mínimo para la misma meta, la realidad sigue siendo desoladora. Argentina continúa liderando la lista de países latinoamericanos con mayor dificultad de acceso a la vivienda, superando incluso a naciones como Brasil, Perú y México. La crisis económica, la inflación galopante y la falta de políticas públicas efectivas han creado un caldo de cultivo perfecto para que situaciones como la de la pareja de ancianos se repitan una y otra vez.
La presencia de un supuesto miembro de la UGIS en el lugar de los hechos añade otra capa de complejidad al asunto. Esta dependencia gubernamental, encargada de atender situaciones de emergencia social, parece no haber podido prevenir la ocupación ilegal de la vivienda, lo que genera interrogantes sobre la eficacia de sus intervenciones y la capacidad del Estado para proteger a los ciudadanos más vulnerables.
La indignación de los vecinos, la vulnerabilidad de los ancianos y la inacción de las autoridades convergen en este caso, pintando un panorama sombrío de la realidad habitacional argentina. Más allá de la justicia por mano propia, se impone la necesidad de soluciones a largo plazo, políticas públicas que garanticen el acceso a una vivienda digna para todos los argentinos, y un sistema judicial que actúe con celeridad y eficacia para proteger los derechos de los más débiles. El video que ha circulado en redes sociales no es solo un grito de auxilio, es un llamado urgente a la acción, una demanda de cambio que no puede ser ignorada.
Fuente: El Heraldo de México