El susto recorrió la noche del miércoles las calles aledañas al Hospital General de Zona número 6 del IMSS, cuando las sirenas de bomberos y ambulancias rompieron la tranquilidad habitual. Un incendio, originado en el área de refrigeración, activó todos los protocolos de emergencia, poniendo en marcha una veloz y afortunadamente exitosa evacuación de pacientes y personal médico. La escena, iluminada por las luces rojas y azules de los vehículos de emergencia, se llenó de una actividad frenética pero ordenada.

Imaginen la angustia de los familiares que, alertados por las noticias y las redes sociales, corrían hacia el hospital con el corazón en un puño. La incertidumbre se apoderaba de todos mientras una columna de humo, visible a varias cuadras de distancia, se elevaba sobre el edificio ubicado entre las calles Henri Dunant y López Mateos.

La rápida respuesta del Cuerpo de Bomberos y Protección Civil fue crucial. Con una eficiencia admirable, lograron controlar el fuego y evitar que se propagara a otras áreas del hospital. Pero la prioridad, sin duda, era la seguridad de los pacientes. Desde los más delicados, bebés recién nacidos que requerían cuidados especiales, hasta aquellos que se encontraban en recuperación, todos fueron evacuados con la mayor celeridad posible.

Ver a las enfermeras y médicos, con rostros serios pero decididos, cargando a los pequeños envueltos en mantas, conmovió a todos los presentes. La solidaridad se hizo palpable en cada gesto, en cada mano extendida para ayudar. Vecinos de la zona ofrecieron agua y mantas a quienes esperaban en la calle, angustiados por la suerte de sus seres queridos.

Una vez en la vía pública, se inició el traslado de los pacientes a diversos hospitales cercanos. La logística fue un reto mayúsculo: coordinar ambulancias, asegurar la continuidad de los tratamientos, mantener la calma en medio de la emergencia. Sin embargo, la profesionalidad del personal médico y la colaboración de las instituciones de salud de la ciudad permitieron que todo se desarrollara con la mayor fluidez posible.

Ahora, con el fuego extinguido y los pacientes a salvo, comienza la tarea de evaluar los daños y determinar las causas del incendio. Las autoridades del IMSS han asegurado que se llevará a cabo una investigación exhaustiva para esclarecer lo sucedido y tomar las medidas necesarias para evitar que un incidente similar vuelva a ocurrir. Mientras tanto, la comunidad respira aliviada, reconociendo la valentía y dedicación de quienes arriesgaron sus vidas para proteger la de los demás. Esta noche, la ciudad ha demostrado que, en momentos de crisis, la solidaridad y la eficiencia pueden marcar la diferencia entre la tragedia y la esperanza. Y aunque el susto ha sido grande, la lección aprendida es invaluable: la importancia de estar preparados y la fuerza que reside en la unión frente a la adversidad.