La sombra de la violencia se cierne nuevamente sobre la colonia Villa de las Palmas, dejando a su paso una estela de dolor e incertidumbre. El eco de las detonaciones de arma de fuego resonó con fuerza este miércoles, recordando a los vecinos la fragilidad de la vida y la persistencia de la inseguridad en su comunidad. Dos trabajadores de la gasera ubicada en el cruce del Boulevard Ignacio Zaragoza y la calle Emiliano Zapata se convirtieron en las nuevas víctimas de esta ola de violencia que parece no tener fin.

El reloj marcaba aproximadamente las 18:00 horas cuando el sonido de las balas rompió la tranquilidad vespertina. Vecinos, alarmados por la ráfaga de disparos, dieron aviso a las autoridades. Minutos después, la escena se llenó de luces rojas y azules: patrullas de la policía municipal y de la Guardia Nacional acordonaban la zona, confirmando el peor de los presagios. Dentro del establecimiento, yacían sin vida los cuerpos de los dos empleados, víctimas de un ataque armado que aún no encuentra explicación.

La Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) ha iniciado las investigaciones correspondientes, buscando entre las evidencias y los testimonios alguna pista que pueda arrojar luz sobre este doble homicidio. Los peritos forenses trabajaron arduamente en la escena del crimen, recabando información que permita esclarecer los hechos y dar con los responsables. Hasta el momento, las autoridades no han reportado ninguna detención ni han confirmado el móvil del ataque, dejando a la comunidad sumida en la angustia y la especulación.

Lo que sí es un hecho innegable es que este nuevo episodio de violencia vuelve a poner en el ojo del huracán la seguridad de la zona. La misma gasera fue escenario de un incidente similar el pasado 19 de febrero de 2025, cuando dos personas y un perro fueron asesinados a sangre fría. En aquella ocasión, hombres armados irrumpieron en el local, dispararon contra los presentes y se dieron a la fuga sin dejar rastro. Con este nuevo ataque, la cifra de empleados asesinados en este establecimiento asciende a cuatro en menos de seis meses, una estadística escalofriante que refleja la grave problemática de inseguridad que aqueja a la comunidad.

La pregunta que resuena en la mente de todos es ¿qué está pasando en Villa de las Palmas? ¿Por qué esta gasera se ha convertido en un blanco recurrente de la violencia? La falta de respuestas genera un clima de temor e impotencia entre los vecinos, quienes exigen a las autoridades acciones concretas para garantizar su seguridad y poner fin a esta ola de violencia que ha cobrado ya demasiadas vidas.

¿Se trata de un ajuste de cuentas? ¿Un caso de extorsión? ¿O simplemente un acto de violencia indiscriminada? Las interrogantes se multiplican mientras la comunidad espera con ansias el resultado de las investigaciones. Mientras tanto, el miedo se instala en las calles de Villa de las Palmas, un recordatorio constante de la vulnerabilidad que se vive día a día. La exigencia de justicia y seguridad se convierte en un clamor unánime, un grito desesperado que espera ser escuchado por las autoridades.