
7 de agosto de 2025 a las 09:35
Riesgos políticos en EE. UU.: ¿Qué esperar?
La democracia estadounidense se encuentra en una encrucijada. Mientras los partidos políticos luchan por el poder, las normas democráticas, e incluso la cortesía política, parecen quedar relegadas a un segundo plano. ¿Estamos presenciando una transformación profunda del sistema político estadounidense, o se trata simplemente de una fase pasajera de polarización extrema?
El debate se centra en la redefinición de los distritos electorales, un proceso aparentemente técnico pero con profundas implicaciones políticas. Tradicionalmente, este rediseño se justifica por los cambios demográficos registrados en el censo decenal. Sin embargo, la realidad es que, con demasiada frecuencia, se convierte en una herramienta para favorecer al partido en el poder. Los distritos se dibujan con precisión quirúrgica, buscando maximizar la representación de un partido y minimizar la del otro, una práctica conocida como "gerrymandering".
Los republicanos, según diversos analistas, han sido particularmente agresivos en esta estrategia. Estados como Texas, Florida, Louisiana y Missouri, con un historial de resistencia a la intervención federal, se encuentran a la vanguardia de esta tendencia. No es casualidad que estos estados, con un pasado marcado por la defensa de la Confederación y la esclavitud, ahora busquen consolidar su poder político a través de la manipulación de los distritos electorales. ¿Se trata de una nueva forma de segregación, una segregación política que busca perpetuar un statu quo favorable a sus intereses?
La respuesta demócrata, hasta ahora, ha sido en gran medida la contención. Sin embargo, figuras como el gobernador de California, Gavin Newsom, comienzan a plantear la posibilidad de utilizar las mismas tácticas que los republicanos. ¿Es esta la única forma de competir en un juego político cada vez más desleal? ¿O se corre el riesgo de caer en una espiral de degradación democrática donde todos pierden?
El peligro radica en la erosión de la confianza en el sistema. Si los ciudadanos perciben que las elecciones están amañadas, que su voto no cuenta, la legitimidad del gobierno se ve socavada. La polarización se agudiza, la participación disminuye y el extremismo encuentra terreno fértil. El resultado es una democracia debilitada, vulnerable a la manipulación y a la demagogia.
Es necesario un debate profundo y honesto sobre las reglas del juego democrático. La redefinición de los distritos electorales no puede seguir siendo un instrumento partidista. Se requieren mecanismos imparciales y transparentes que garanticen la equidad y la representatividad. De lo contrario, el excepcionalismo estadounidense, esa idea de una democracia modelo para el mundo, se convertirá en un recuerdo del pasado.
La situación actual no solo afecta a Estados Unidos. En muchos países, la polarización política y la manipulación de las reglas electorales amenazan la estabilidad democrática. Es fundamental aprender de las experiencias de otros y buscar soluciones conjuntas para fortalecer las instituciones democráticas y garantizar un futuro donde la voz de todos los ciudadanos sea escuchada y respetada. El futuro de la democracia está en juego, y la responsabilidad de protegerla recae en todos nosotros.
Fuente: El Heraldo de México