
7 de agosto de 2025 a las 12:15
Remesas: ¿Se avecina una crisis?
La sombra de la incertidumbre se cierne sobre las remesas, ese flujo vital que nutre la economía de miles de familias mexicanas. Un descenso del 5.8% proyectado para 2025, según BBVA Research, pinta un panorama complejo, aunque no catastrófico. Sesenta y un mil millones de dólares, una cifra que años atrás hubiera sido un sueño, ahora se tiñe de preocupación. ¿A qué se debe este cambio de rumbo? No se trata únicamente de las políticas migratorias del gobierno estadounidense, un fantasma que lleva rondando desde la llegada de Donald Trump a la presidencia. El miedo, un enemigo silencioso pero poderoso, ha paralizado el flujo migratorio. Menos mexicanos se aventuran a cruzar la frontera en busca de oportunidades, lo que se traduce en una disminución de las remesas.
Este fenómeno, que BBVA Research identifica como un periodo de incertidumbre de 20 meses, revela una realidad compleja. Si bien 61 mil millones de dólares siguen siendo una cifra considerable, la tendencia a la baja genera inquietud. ¿Qué sucederá en los próximos años? ¿Se profundizará esta caída? La respuesta a estas preguntas dependerá, en gran medida, de la evolución de las políticas migratorias y del clima económico en ambos países.
El impacto de esta disminución no será homogéneo. Mientras que para algunos hogares la reducción de las remesas representará un ajuste en sus finanzas, para otros, especialmente aquellos ubicados en los deciles de ingresos más bajos, significará un duro golpe a su economía familiar. Estados como Chiapas, Guerrero, Michoacán, Zacatecas y Oaxaca, cuya dependencia de las remesas es significativa (representando entre el 10.3% y el 14.6% de su PIB estatal), enfrentarán un desafío mayor. Para estas regiones, las remesas no son un simple complemento, sino un pilar fundamental de su economía.
Ante este escenario, surge la pregunta: ¿qué medidas se pueden implementar para mitigar el impacto de esta caída? Fomentar la inversión productiva en los estados con mayor dependencia de las remesas, impulsar la creación de empleos y fortalecer los programas sociales son algunas de las estrategias que podrían contribuir a amortiguar el golpe. Asimismo, es crucial promover la inclusión financiera de los migrantes, facilitando el acceso a servicios bancarios y reduciendo los costos de envío de dinero. El impuesto del 1% que el gobierno estadounidense planea aplicar a las remesas añade otra capa de complejidad a este panorama, aunque la alta bancarización de los migrantes mexicanos (85%) podría atenuar su impacto.
En definitiva, el futuro de las remesas se presenta incierto. La combinación de factores políticos, económicos y sociales crea un escenario complejo que requiere un análisis profundo y la implementación de estrategias que permitan minimizar los efectos negativos y asegurar el bienestar de las familias que dependen de este flujo vital. El desafío está planteado, y la respuesta deberá ser integral y estar a la altura de las circunstancias. El tiempo dirá si las medidas implementadas son suficientes para capear el temporal y garantizar un futuro más próspero para las comunidades que dependen de las remesas.
Fuente: El Heraldo de México